27 may

Reflexión lunes 27 de mayo

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,17-27):

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»

Palabra del Señor

Reflexión

Al finalizar el curso, la evaluación aparece como una reflexión que no podemos ignorar, como estudiantes, profesores y para todos aquellos que nos encontramos en situaciones parecidas.  El examen del trabajo realizado puede ser motivo de alegría y celebración en caso de aprobar o motivo para concienciarnos de que en el futuro hemos de ser más cuidadosos y laboriosos.

La carta del apóstol Pedro está llena de optimismo y fuerza, la resurrección de Jesucristo “nos ha hecho renacer para una esperanza viva, para una herencia incorruptible” de modo que en cada una de nuestras vidas hay un objetivo claro, nuestra meta es la vida eterna. Esta esperanza se mantiene viva entre nosotros por el poder de Dios que mediante la fe nos guarda para la salvación que se manifestará en el momento final. Nos acompaña la alegría que compartimos con los hombres de nuestro tiempo, pero también las penas y las tristezas de cada día como pruebas que nos deben ayudar a madurar y fortalecer nuestra fe, que no nos impidan amar a nuestro Señor sin dejar de cumplir lo que nos pide para alcanzar la salvación, “que es el objetivo de la fe.” En el momento actual no nos faltan pruebas, la indiferencia de la sociedad actual ante Dios y la Iglesia, el relativismo moral y ético ante la verdad y la fidelidad de la palabra cuestionan al hombre bondadoso, recto que busca la justicia.

El comienzo del evangelio de San Marcos, en el contexto de nuestro mundo, resulta sorprendente: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” Hoy, ¿qué joven se hace esta pregunta? Quizá con los años emerge esta inquietud o cuando surge una muerte inesperada, repentina. Si la relación entre las personas, entre los pueblos, estuviera fundamentada en el cumplimiento y vivencia los diez mandamientos, el desprendimiento de las cosas sería más auténtico, ya que la meta de cada uno estaría puesta en Dios y en lo que nos ha prometido, una vida en plenitud. Acumular riquezas, cosas no cuenta, el equipaje tiene que ser más ligero, pero lleno de generosidad, confianza y amor a Dios y a los hombres. Poner la mirada en Cristo crucificado no es una filosofía, ideología o mitología. Jesús es una persona que lo ha dado todo por nosotros y era Dios y es Dios. Humildemente podemos participar de la vida en Cristo. Necesitamos su ayuda para alcanzar esta dicha en esta vida y en la que Él nos ha prometido, ya que para los hombres es imposible pero no para Dios. “Dios lo puede todo.”

-Te pedimos Señor por la paz en el mundo.

-Te pedimos por la salud de todos los enfermos.

-Te pedimos por las vocaciones sacerdotales.

-Te pedimos por la justicia entre los hombres

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