Reflexión del miércoles, 12 de mayo
PRIMERA LECTURA
Eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo.
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos.
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra.Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena.
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Escuchamos en la primera lectura el famoso discurso de san Pablo en el Areópago de Atenas , al que es llevado por algunos filósofos epicúreos y estoicos sorprendidos por su predicación.
San Pablo manifiesta su sorpresa por lo que ha contemplado por las calles de Atenas: la ciudad plagada de ídolos incapaces de salvar: paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: «Al Dios desconocido«.
En medio de los dioses muertos los hombres no encuentran la vida ; pasan el tiempo buscando novedades que traten de llenar su vacío interior.
Dice el Papa Francisco que la idolatría es siempre politeísta , ir sin meta alguna de un señor a otro. La idolatría no presenta un camino, sino una multitud de senderos, que no llevan a ninguna parte, y forman más bien un laberinto. Quien no quiere fiarse de Dios se ve obligado a escuchar las voces de tantos ídolos que le gritan: «Fíate de mí» .
La fe, en cuanto asociada a la conversión, es lo opuesto a la idolatría ; es separación de los ídolos para volver al Dios vivo, mediante un encuentro personal. Creer significa confiarse a un amor misericordioso , que siempre acoge y perdona, que sostiene y orienta la existencia, que se manifiesta poderoso en su capacidad de enderezar lo torcido de nuestra historia .
La fe consiste en la disponibilidad para dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios . He aquí la paradoja: en el continuo volverse al Señor, el hombre encuentra un camino seguro, que lo libera de la dispersión a que le someten los ídolos (cf. Lumen Fidei 13).
¿A quién le estás pidiendo hoy la vida? ¿Dónde estás poniendo tu seguridad? ¿En el Señor o en los ídolos?
En este tiempo de dificultad y de gracia ¡invoca al Espíritu Santo! , el Espíritu de la verdad, que te guiará hasta la verdad plena…, que tomará de lo mío y os lo anunciará . Y también tú verás como el Señor acrece el vigor de su pueblo .
¡Os daré un corazón nuevo! (cf. Ez 36, 26).
¡Ven Espíritu Santo! (cf. Lc 11, 13).
Acción Familiar
“Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñadles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28, 19-20)
Gesto
- Encender una vela.
- Comienzo: En el nombre del Padre… (Señal de la Cruz).
- Gesto en Familia: Experimentar la Trinidad.
Para ello necesitamos una jarra llena de agua (el equivalente a tres vasos) y tres vasos vacíos. La jarra llena de agua representa a Dios y que al separarlos en tres partes IGUALES tendremos a las tres Personas de la Santísima Trinidad: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que pueden obrar juntos o separados, pero siempre están unidos. Volvemos a llenar la jarra con los vasos y hacemos las siguientes preguntas:
– ¿Véis algún límite en la jarra?
– ¿Véis dónde empieza y acaba cada Persona de la Santísima Trinidad?
– ¿Quién es quién?
Pues así es la Santísima Trinidad, una unión de puro amor.
- Oración final:
Amado Señor,
Mientras estoy aquí, en esta silla,
el latido de mi corazón, el flujo de mi respiración,
los pensamientos de mi mente,
son todos signos de tu continua creación en mí.
Pido la gracia de creer en lo que podría llegar a ser y hacer,
si solo te permitiera a ti, Dios mío, continuar tu obra en mí.
Te pido que tú, quien me creó y me ama, continúes creándome, guiándome y dándome forma.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,
Como era en un principio, Ahora y siempre.
por los siglos de los siglos
Amén.