Reflexión domingo 1 de octubre
Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,28-32):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: «Hijo, ve hoy a trabajar en la viña.» Él le contestó: «No quiero.» Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: «Voy, señor.» Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron: «El primero.»
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»
Palabra del Señor
Reflexión
La clave para entender la Palabra que el Señor nos regala este domingo, nos la da el versículo que cantamos en el Aleluya: Mis ovejas escuchan mi voz -dice el Señor- y yo las conozco, y ellas me siguen; junto con el Salmo: Señor, haz que camine con lealtad y el Señor enseña su ca-mino a los humildes.
Es una Palabra que te invita a revisar la sinceridad de tu fe, la sinceridad y autenticidad de tu relación con Dios, es decir, si en tu corazón acoges confiadamente su Palabra y deseas vivir haciendo su voluntad o, por el contrario, si quieres ser tú el dios te tu vida, y llevarla según tus proyectos, tus gustos y tus criterios.
Este es el sentido de la parábola de los dos hijos. Jesús no pregunta cuál de los dos fue el más educado, sino ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?
Esa es la clave: escuchar, conocer y dejarse conocer por el Señor y seguirle.
De ello nos habla también la segunda lectura. Este texto de la carta a los Filipenses es el contra-punto del pecado original.
Adán, que es un hombre, quiere ser como Dios, quiere usurpar-le su sitio, quiere ser dueño del bien y del mal, y por ese camino, arruina su vida e introduce el pecado en el mundo con consecuencias desastrosas para todos.
En cambio, Jesucristo, que es Dios, se hace hombre, toma la condición de esclavo, obedece al Padre y, así es causa de salvación para todos. Por eso, san Pablo dirá: Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
Dos maneras de vivir completamente distintas. Dos maneras que se presentan ante ti todos los días.
¿Cuál eliges? Para elegir bien, necesitas el Espíritu Santo. Pídele el don de consejo y el don de piedad. El primero te dará discernimiento para saber cuál es la voluntad de Dios, el segundo te hará feliz viviendo como hijo, disfrutando del Padre y viviendo en su amor.
Porque esta es la conversión de todos los días. El que se enaltece será humillado, mientras que el que se humilla, será enaltecido. No le tengas miedo a tu debilidad, tenle miedo a tu soberbia y la tibieza de corazón.
Por eso, dirá Jesús en el Evangelio eso que nos resulta tan chocan-te: los publicanos y las prostitutas os
llevan la delantera en el camino del reino de Dios».
¿Qué nos quiere decir el Señor? Pues que los que sufren a causa de sus pecados y tienen deseo de un corazón puro, están más cerca del Reino de Dios que los fieles rutinarios, que ven ya solamente en la Iglesia el sistema, sin que su corazón quede tocado por la fe (cf. Benedicto XVI).