Lectura del santo evangelio según san Juan (6,51-58):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»

Palabra del Señor

Reflexión

Celebramos hoy la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.

Hoy es una fiesta muy especial, en el que la Iglesia lo dedica de una manera especial a dar gracias a Dios por el don de la eucaristía. Porque siempre se queda con nosotros, en el sagrario.

El que come mi carne de mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Hoy es un día para preguntarnos si valoramos la eucaristía, si vamos a misa todos los domingos y  las fiestas de guardar.

Nos preguntamos también, como recibimos a Jesús en la comunión, con el corazón limpio, acudiendo al sacramento de la confesión.

Hoy en todo el mundo, se saca en procesión la eucaristía por las calles, se alaba a Jesús y se da gracias por el don de su gran amor que nos tiene.

Que le pidamos en esta fiesta al a Jesús, que nos ayude a cada uno de nosotros a valorar y a comprender cada vez más la eucaristía y a recibirle con el corazón limpio. Que nos demos cuenta, que Jesús, siempre está presente en el sagrario, que nos espera a que vayamos a rezarle y hablar con Él.