18 oct

Reflexión Domingo 18 de octubre

Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,15-21):

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»

Palabra del Señor

Reflexión

En el Evangelio de San Mateo de este domingo Jesús dice la siguiente frase: “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Más de una vez se ha usado esta frase para defender la total separación entre el ámbito político y el ámbito religioso o también se ha utilizado como excusa para no afrontar los deberes ciudadanos frente al bien común. No se refería a esto Jesús cuando dijo esta famosa frase. Todo cristiano tiene que cumplir al mismo tiempo con sus obligaciones políticas y con sus obligaciones religiosas, tanto se trate de la obligación de mandar como de la obligación de obedecer.

Lo que Cristo condena con toda claridad es la manipulación de la religión a favor de un partido o gobierno, pero al mismo tiempo también denuncia al gobierno que impone una religión.

Siempre han existidos gobernantes que confunden su propio proyecto político con la causa de Dios, pero también ha habido representantes de Dios que han querido tener poder político. Por eso se han manipulado autoridades pero también nos hemos callado antes injusticias con nuestro silencio e indiferencia, como si el cristiano no tuviera que exigir justicia y verdad.

Por supuesto que Jesús no pone a Dios y al César al mismo nivel.  Jesús afirma la primacía de Dios. Devolver a Dios lo que es de Dios supone reconocer que sólo Él es el Señor, pero también supone devolverle el pueblo, la creación y su proyecto de justicia y fraternidad. Nadie queda excluido de la obligación de promover una verdadera justicia y nadie puede esconderse en los momentos de crisis donde urge la presencia, la valentía y el dinamismo de los cristianos. Pero tampoco nadie puede apropiarse la inteligencia y la bondad divina utilizando la religión para sus proyectos personales o partidistas.

Si el ser humano es la imagen de Dios, éste es propiedad de Dios y con él no se puede jugar con otros intereses. Queda desautorizada cualquier pretensión de dominio absoluto sobre el pueblo, la tierra y la persona humana.

El verdadero cristiano no puede permanecer indiferente ante la política como si la religión fuera un tranquilizante; al contrario, hay que llevar el Evangelio y la presencia de Dios a la vida social, económica y política.

El Evangelio de este domingo nos recuerda que hay que escuchar siempre la palabra de Dios, por encima de cualquier otro interés, y que no se puede arrinconar a Dios al mundo de lo privado. No podemos convertirnos en esclavos, sino en servidores del Dios vivo.

pastoral

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