Reflexión domingo 22 de octubre
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,15-21):
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
Palabra del Señor
Reflexión
La Palabra de Dios que proclamamos hoy nos invita a proclamar que Jesucristo es el Señor, el único Señor. Señor de tu vida y Señor de la historia. Es una Palabra que nos invita a la esperanza: Dios lleva la historia. La historia es historia de amor y de salvación. Es una invitación a vivir en la confianza, a descansar en el Señor. Aunque, a veces, haya acontecimientos difíciles, acontecimientos que no entendemos. Aunque el misterio del mal aparezca tantas veces con virulencia. Satanás ha sido derrotado por Jesucristo para siempre. Podrá marear y zarandear la barca, pero el Reino, el Poder y la Gloria son de Jesucristo que vive y está con nosotros –contigo- todos los días hasta el fin del mundo. Es lo que nos dice la primera lectura: Dios suscita un rey pagano, Ciro, que es Ungido del Señor, para que el pueblo judío cautivo en Babilonia pueda regresar a Jerusalén. En el Evangelio, Jesús se encuentra ante una pregunta tramposa: los que le preguntan quieren hacerle caer. La respuesta de Jesús es hábil y desconcertante: Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. ¿Qué quiere decirnos Jesús? Jesús está invitándonos a poner orden en nuestra vida. Sólo Dios es Dios. El César no es dios. Si la imagen del César está en la moneda, en el corazón del hombre está la imagen de Dios: el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Por tanto, el corazón sólo hay que dárselo a Dios. ¡No adoréis a nadie más que a Él! Jesús condena cualquier intento de divinizar y de absolutizar el poder político: sólo Dios puede exigir todo del hombre. Jesús nos está invitando a ser buenos ciudadanos y a ser buenos cristianos. Ser cristiano engloba todos los aspectos de la vida, y nuestra fe se debe manifestar en todo lo que hagamos, incluso en la política. Y en la participación en la vida social y política, el cristiano ha de tener en cuenta que es cristiano, que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres (cf. Hechos 5, 29), y que, por tanto, su participación en la vida política y social ha de ser coherente con el Evangelio, con la fe. Para ello, necesitas el Espíritu Santo. Pídele el don de fortaleza, que es el que te hará capaz de ser testigo de Jesucristo. La Iglesia, aunque no se confunde en modo alguno con la comunidad política, tiene el deber de emitir un juicio moral incluso sobre las cosas que afectan al orden político cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas (GS 76, Catecismo 2245- 2246). ¡Ánimo! ¿Cómo estás de esperanza? Proclama a Jesucristo Señor de tu vida, ¡déjate llevar por Él!.