23 nov

Reflexión domingo 23 de noviembre. Jesucristo, Rey del Universo

Lectura del santo evangelio según san Lucas (23,35-43):

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero:
«Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo».
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

Palabra del Señor

Reflexión

Celebramos hoy la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo. Con la celebración de hoy termina el Año Litúrgico. El próximo domingo comienza el tiempo de Adviento.
Al celebrar esta fiesta queremos subrayar que Jesucristo es el Rey, el Señor. Que ¡Jesucristo vi-ve! Es el Rey de reyes y el Señor de señores (Ap 19, 16), el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso. Aceptar a Jesús como Rey significa poner toda tu vida bajo su Señorío.
Ser cristiano no es tener la cabeza llena de ideas, sino vivir con el estilo de vida de Jesucristo. Es proclamar a Jesucristo Rey y Señor de tu vida, de toda tu vida; siguiéndole cada día, no en solitario, sino en comunión con los demás discípulos, viviendo la fe en la Iglesia, cuerpo de Cristo; es vivir abiertos a la acción del Espíritu Santo.
Esta Palabra te invita hoy a preguntarte qué significa de ver-dad Jesucristo en tu vida. ¿Es de verdad el Rey de tu vida? ¿Ocupa el centro de tu corazón? ¿Hay algún rincón de tu vida en el que no dejas entrar a Jesús? ¿Te fías de Él? ¿Le obedeces por encima de las modas? ¿Estás dispuesto a seguirle cada día, a dejar que Él lleve tu vida por dónde quiera llevarla?
¿Quién es Jesucristo para ti? ¿Una idea? ¿Un personaje del pasa-do? O realmente cada día tienes un encuentro con Jesucristo vivo y resucitado. ¿Es Jesucristo el Señor de tu vida, de toda tu vida?
El trono de Cristo es la cruz y su corona no es de oro, sino de espinas. Con ello se te quiere decir que si quieres aceptar a Cristo como Rey tendrás que tomar la cruz, tendrás que vivir el combate de la fe, que soportar la incomprensión y la burla de los demás, tendrás que experimentar el rechazo del mundo… Tendrás que morir a ti mismo para heredar la gloria de la vida eterna.
El Reino de Cristo no es de este mundo, y sus valores no son el dinero, el poder, el prestigio o la dominación. El Reino de Cristo es el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz.
Esta fiesta es una invitación a no caer en la idolatría: a no pedir-le la vida a los ídolos: el dinero, el poder, el placer, el éxito, la belleza… Sólo Dios basta. Sólo Él puede colmar toda la sed que tiene te corazón.
¿Con quién te identificas tú? ¿Con el mal ladrón que rechaza a Jesús y se burla de Él? ¿O con el buen ladrón que acepta a Jesús, se fía de Él y se acoge a su misericordia?
Ánimo! Pide el Espíritu San-to, pídele que te enamore de Jesucristo; que cada día puedas proclamarle Rey de tu vida, porque nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!», sino por el Espíritu Santo (1 Cor 12, 3), entonces verás cómo Él te saca del dominio de las tinieblas, te regala el compartir la herencia del pueblo santo en la luz y también tú puedes vivir cantando vamos alegres a la casa del Señor.

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