Reflexión domingo 4 de octubre
Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: «Tendrán respeto a mi hijo.» Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: «Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.» Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?» Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»
Palabra del Señor
Reflexión
En los evangelios vemos como a Jesús le gustaba tomar las imágenes del trabajo y de su tierra para configurar sus parábolas. Así a veces nos hablaba de rebaños, ovejas y pastores, y otras veces nos hablaba de viña, vid y uvas.
En el Evangelio de hoy nos habla de una viña suya, que arrendó a unos viñadores mientras se iba de viaje. Cuando llegó el momento de la vendimia o cosecha de las uvas, envió a sus empleados a cobrar la parte que le tocaba, pero los viñadores mataron uno a uno a cada empleado que fue enviando en dueño.
Decidió luego enviar a su hijo, pensando que a ése sí lo respetarían, pero lo asesinaron también para eliminar al heredero y quedarse con la propiedad.
Nosotros tenemos siempre que confiar en Dios, haciendo siempre el bien y poner paz allí donde estemos, trabajando siempre por la justicia y por la verdad, solo así haremos posible el reino de Dios ya en esta vida. Dios nos deja los mandamientos para que los sigamos como pautas de nuestra vida y nos da los sacramentos para que nos llenemos de Dios.
Que nosotros con nuestro trabajo y con nuestro ejemplo sepamos también llevar el evangelio de Jesucristo allí donde estemos.