7 may

Reflexión domingo 7 de mayo

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-12):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre».

Palabra del Señor

Reflexión

Jesucristo resucitado vive en la Iglesia. Estamos llamados a ser cristianos en la Iglesia. Porque así lo ha querido Dios, que no te ha creado para la soledad, sino para la relación, la comunión y la donación.
Cristo ha querido que sus discípulos vivamos la fe en comunidad. En los domingos anteriores, la Palabra nos ha hablado mucho de este tema, invitándonos a abrirnos al don del Espíritu, que es quien hace crecer a la Iglesia y, en ella, a cada uno de los cristianos
Hoy, la Palabra nos ayuda a profundizar en el misterio de la Iglesia, templo del Espíritu Santo, cuya piedra angular es Jesucristo y nosotros las piedras vivas, formando un sacerdocio sagrado para ofrecer a Dios sacrificios espirituales por me-dio de nuestra unión con Cristo.
La iglesia-edificio es signo concreto de la Iglesia-comunidad, formada por las piedras vivas que somos los creyentes. La piedra angular de este templo espiritual es Cristo y que, unidos a él y, por el don y la acción del Espíritu Santo también nosotros estamos llamados a participar en la edificación de este templo vivo.
Es Dios es quien toma la iniciativa, él mismo es el artífice principal de este proyecto (si el Señor no construye la casa…), pero Dios no quiere realizar su proyecto sin nuestra colaboración.
Por eso, desde el principio, el Espíritu Santo suscita ministerios y reparte carismas. Así surgieron los primeros siete diáconos, ordena-dos por los Apóstoles, orando con la imposición de manos, como vemos en la primera lectura.
Dice el Catecismo (1268, 1179) que los bautizados vienen a ser «piedras vivas» para «edificación de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo». Por el Bautismo participan del sacerdocio de Cristo, de su misión profética y real. El culto «en espíritu y en verdad» de la Nueva Alianza no está ligado a un lugar exclusivo. Toda la tierra es santa y ha sido confiada a los hijos de los hombres… El Cuerpo de Cristo resucitado es el templo espiritual de donde brota la fuente de agua viva. Incorporados a Cristo por el Espíritu Santo, «somos el templo de Dios vivo».
Y el Señor hoy especialmente nos dice: no se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí… Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Jesucristo es la piedra angular sobre la que debes construir el edificio de tu vida para que tenga solidez y resista las dificultades de cada día.
Jesucristo es el camino que nos conduce a la vida eterna. Él mismo es el camino. Para encontrar el sentido de la vida hay que seguirle a Él, que es el único Maestro y el único Señor.
Jesucristo es la verdad, la verdad que nos hace libres. Él nos re-vela la verdad sobre Dios, la verdad sobre el hombre y la verdad sobre el mundo.
Jesucristo es la vida, la única y verdadera vida. Ante tanta gente que vive desesperada y agobiada porque buscan la vida en los ídolos, Jesucristo nos dice: Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré: Él es el que puede llenar tu vida, el que puede darte la paz y la felicidad que no dan las cosas de este mundo, el que puede hacerte vivir ya desde ahora y caminar en la alegría y la esperanza de heredar la vida eterna.
¿Cómo está tu vida? ¿Tiene sentido tu vida? ¿Vives agobiado? ¡Déjate amar por Dios! ¡Lánzate a la aventura de seguir a Jesucristo! ¡Re-corre su camino! ¡Ámale a Él que es la verdad! ¡Vive la vida nueva del cristiano! Y tus tinieblas se convertirán en luz, el desierto de tu vida en un oasis. ¡Atrévete!

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