9 jul

Reflexión domingo 9 de julio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor

Reflexión

Hoy en el Evangelio el Señor Jesús nos dice unas palabras que siempre nos conmueven: Venid a mí todos los que estáis  cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera. Tal vez esta sea tu situación hoy. Tal vez estés cansado y agobiado por las dificultades de la vida cotidiana: problemas, debilidades, incomprensiones, fracasos, pecados, heridas, frustraciones, enfermedades, impotencias, miedos, resentimientos…
La gran trampa que nos tiende el Maligno es hacernos dudar del amor de Dios y llevarnos a vivir solos, en nuestras fuerzas y separados de la comunidad. Y entonces, fácilmente nos quedamos atrapados en nuestro cansancio y terminamos agotados, llenos de quejas y amarguras, de resentimientos que no hacen sino aumentar nuestro dolor. Y hoy el Señor, que te ama, que es fiel y se acuerda de su alianza eternamente, te dice: Ven a mí. Entra en mi corazón. ¡Entrégame tu cansancio y tus agobios! ¡Descansa en mí! Porque, como hemos cantado en el Salmo, el Señor es clemente y misericordioso… es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. Toda esta experiencia es una invitación a la humildad, a reconocer que tú no eres dios. Que tú note das la vida a ti mismo. Que sólo Dios ES. Que, sólo Dios basta. El Señor te invita a dejar que tu vida la lleve Él. Ahí encontrarás tu descanso: en poder vivir cada día no como a ti te apetece, no como el mundo te sugiere, no endureciendo tu corazón; sino en vivir con un corazón manso y humilde en el que Jesucristo sea el Señor. ¡Confía en el Señor! ¡Nadie te ama como Él! ¡Ánimo! ¡Pide el don del Espíritu Santo! Pídele que avive en ti el don de sabiduría para que puedas ver que el Señor hoy está contigo, que anda entre las ollas y pucheros; que puedas ver que te ama y cuida de ti y, así, puedas saborear la vida y disfrutarla, no porque todo sale como tú habías pensado, sino porque ves como Él lo hace todo nuevo. Ábrete al don del Espíritu que vive en ti. Él te llevará a descansar en el Señor, a sentir el abrazo amoroso de Dios. Y entonces comenzarás a vivir en la humildad. Dejarás a Dios ser Dios y te dejarás llevar confiadamente por Él. Y la humildad es el humus, la tierra buena en la que la semilla de la Palabra puede ser acogida y dar fruto abundante.

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