2 may

Reflexión jueves 2 de mayo

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-11):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».

Palabra del Señor

COMENTARIO:

Las intervenciones en el Concilio de Jerusalén no sólo salvaguardan la apertura universal de la fe en Cristo, sino también la verdadera identidad cristiana, centrada en ese Cristo crucificado y resucitado a una vida nueva, que es la expresión plena del amor de Dios: el amor del Padre al Hijo y del Hijo a nosotros sus discípulos. Lo que estaban haciendo, en definitiva, Pedro, Pablo, Bernabé, Santiago, a pesar de sus evidentes diferencias, era, más allá de cuestiones rituales, exhortar a permanecer en el amor de Cristo, a cumplir (mediante el diálogo, el testimonio y el discernimiento) su voluntad, sus mandamientos. Sin duda no se trata de un proceso sencillo. Es fácil adivinar las fuertes tensiones que rodearon este decisivo concilio para el desarrollo futuro de la Iglesia. Pero ese camino difícil y conflictivo, que supone tomar sobre sí la cruz, es el que lleva a la verdadera alegría, la alegría en plenitud de la Pascua.

ORACIÓN:

Señor Dios nuestro:

Tú quieres que la Iglesia se abra

a todas las personas y a todas las naciones,

porque tu Hijo se hizo Salvador para todos;

y tú amas también a todos.

Oh Dios Padre,

danos mentes y corazones abiertos.

Líbranos de nuestros estrechos prejuicios

y haz que desistamos de noldear a otros

a nuestra imagen y semejanza.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

EN FAMILIA:

Hacer una oración por aquellos que no creen.

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