8 may

Reflexión jueves 8 de mayo

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,44-51):

EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

Palabra del Señor

Reflexión

El discurso del pan de vida va entrelazando distintas revelaciones que nos hace Jesús. Es el Padre el que nos lleva a Jesús, para que podamos participar de su resurrección. Para ello hemos de vivir como discípulos suyos, escuchando la enseñanza del Padre con docilidad. Jesús es el único que ha visto al Padre, por eso también es Él quien nos lo tiene que revelar. Jesús insiste en que hemos de creer para tener vida eterna. Se vuelve a presentar como el pan de vida, el pan que baja del cielo para que comamos de Él y no muramos. La participación en la Eucaristía también es prenda de la vida futura, también nos garantiza la participación en la vida de Jesús para siempre. La misma carne de Jesús es el pan entregado para que el mundo tenga vida.

pastoral

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