20 feb

Reflexión lunes 20 febrero

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,14-29):

En aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos escribas discutiendo con ellos.
Al ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo. El les preguntó:
«¡De qué discutís?».
Uno de la gente le contestó:
«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces».
Él, tomando la palabra, les dice:
«Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre:
«Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».
Contestó él:
«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».
Jesús replicó:
«Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».
Entonces el padre del muchacho se puso a gritar:
«Creo, pero ayuda mi falta de fe».
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:
«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.
El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:
«Por qué no pudimos echarlo nosotros?».
El les respondió:
«Esta especie solo puede salir con oración».

Palabra del Señor

 

REFLEXIÓN

La primera lectura del libro del Eclesiástico nos habla de la sabiduría que viene de Dios y en el verso 1, 5 nos dice: “La fuente de la sabiduría es la palabra de Dios
y sus canales son mandamientos eternos” El autor, Jesús Ben Sira, no hace más que recoger, como nos dice el prólogo del libro, la sabiduría que se ha revelado en la Ley, los Profetas y los Escritos.  Es la sabiduría que responde a las preguntas fundamentales de la vida ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿A dónde vamos?  El Génesis en sus primeras páginas nos revela la respuesta, somos criaturas hechas a imagen y semejanza de Dios, con otro estilo nos lo recuerda Ben Sira. Un libro que por ser leído tantas veces en las asambleas cultuales ha venido a llamarse el libro del Eclesiástico (ekklesiai).

Esta sabiduría, como nos confirmará el prólogo de San Juan, se hizo carne y acampó entre nosotros, nosotros la hemos contemplado con nuestros ojos y hemos escuchado sus palabras y damos testimonio de la verdad revelada en Jesús. como  Hijo de Dios.

“Jesús y los tres discípulos bajaron del monte” donde había tenido lugar la Transfiguración. El cielo y la tierra caminan juntos unidos por la presencia de Nuestro Señor. Habiéndose manifestado en su persona la gloria de Dios y haberla contemplado por los tres discípulos, Pedro le ruega hacer tres tiendas para quedarse permanentemente en ese estado, pero Jesús, sabiendo cuál era su misión, desciende del monte para atender las necesidades espirituales y humanas de los hombres, no es indiferente ante el dolor humano. Se enfrenta a un espíritu inmundo y con su autoridad le devuelve la salud al niño. Los discípulos no habían podido curar al niño y la respuesta del Señor es “que esa especie solo puede salir con la oración.” La fe en Jesús es verdadera cuando tenemos una auténtica relación con El, lo que podemos lograr con una oración sincera y continua, apoyándonos en las mismas palabras del evangelio. Hoy lo tenemos relativamente fácil, el evangelio de cada día lo podemos leer escrito, en las redes y escuchar en la eucaristía de cada día. La oración, por esa relación viva con el Señor, nos acrecienta la fe y es una verdadera clave para entender el mundo, el trabajo y las relaciones humanas.

 

-Pidamos por la paz en el mundo entero

-Pidamos por la salud de todos los enfermos.

-Pidamos por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

-Pidamos para que los gobernantes favorezcan la vida humana desde la concepción hasta la muerte.

-Pidamos por todos nuestros familiares vivos y difuntos.

pastoral

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