Reflexión martes 15 de diciembre
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue.
Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue.
¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?».
Contestaron:
«El primero».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
“La santidad de las prostitutas” (Mt 21, 28-32)
¡Cómo me impresionan tus palabras, Jesús! Es muy fuerte lo que dices, porque tantas veces lo que a mí me parece inmoral a ti te parece una oportunidad para que me encuentre contigo… y es que yo tantas veces me hago un cristianismo a mi medida, que se acople a mis necesidades, que me vayan bien mis planes, que apruebe aquella asignatura que es un tostón, que me hagan un poco de caso, que no me dejen de lado… tantas y tantas cosas que me hacen estar buscándome a mí todo el día.
Y hoy llegas de pronto y me dices que los que a mí me parece que no lo hacen del todo bien van por delante de mí. ¡Qué locura, Jesús! Yo currándomelo a tope, y de pronto otros llegan a estar contigo.
¡Caramba, Jesús, no hay quien se aclare contigo! Pero es que es verdad que yo tantas veces me hago mil planes y proyectos y luego nada… que tantas otras veces me pongo metas, me digo a mí mismo que voy a ser mejor, que no la voy a liar, que voy a querer quererte… y luego bah!
Pero hoy me dices que me esperas. Que da igual lo que proyecte, que da igual lo que planee. Que sólo importa que hoy vaya a ti. Como esas prostitutas, que cuando te miraban a los ojos descubrían que las amabas incondicionalmente. Como haces hoy también conmigo. ¡Qué ganas de que me mires así!.