Reflexión martes 16 de junio
Mt 5, 43-48: Amad a vuestros enemigos.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.
Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestro hermano, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los paganos? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
REFLEXIÓN
«Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» es la invitación que nos hace Jesús para avanzar en nuestro itinerario de fe. Sin embargo, parece ser que tal invitación pasa necesariamente por la frase ante la cual no podemos hacer cosa que la de quedarnos perplejos: «Amad a vuestros enemigos». ¿Amar a nuestros enemigos? ¿rogar por quien se nos muestra antipático? Pero, ¿cómo podemos amar a nuestros enemigos si ya nos cuesta amar a aquellos con los que simpatizamos o con los que compartimos nuestra vida?
Esta difícil invitación sólo la podremos llevar adelante si pedimos a Dios que nos permita amar como Él ama, es decir, descubriendo que el amor más que ser algo que se realiza en la situación en la que nos tornamos sentimentales, como si fuéramos niños, es un acto de personas maduras. Efectivamente, “amar al enemigo” es, ante todo, servir, dar y perdonar al que no nos es agradable. Y esto, como dice Robert Spaemann, «que tiene el nombre de “amor” en la tradición cristiana, es lo que hace bueno a un hombre».
PARA PREGUNTARSE UNO A SÍ MISMO:
¿Pido al Señor la gracia de sed perfecto como Él es perfecto?
¿Realmente amo a las personas que no me resultan simpáticas?
ORACIÓN
Dios todopoderoso,
de quien dimana la bondad y hermosura de todo lo creado,
haz que vivamos este día con ánimo alegre
y que realicemos nuestras obras movidos por el amor a ti y a los hermanos.
Amén.