Lectura del santo evangelio según san Mateo 9,9-13

En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

— Sígueme.

Él se levantó y lo siguió.

Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:

—¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?

Jesús lo oyó y dijo:

— No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificios»: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

Palabra del Señor

Reflexión

Hoy celebramos la fiesta de San Mateo, Apóstol y Evangelista, y lo celebramos con el Evangelio de su llamada. La pintura de Caravaggio, en una de las Capillas de San Luigi dei Francesi de Roma, capta de una manera sobresaliente ese momento. En ella se representa de manera meridiana como la luz entra en la oscuridad con Cristo y rasga toda la escena para enfocar al sorprendido Mateo, que se echa hacia atrás y se señala a sí mismo dudando que sea él a quien Jesús busca. El evangelio de hoy además nos presenta lo que da lugar a tal escena: una de las disputas entre Jesús y los fariseos.

Mateo es un pecador. No obstante, Jesús lo llama porque ve en él mucho más que su pecado. Él no tiene asco de la miseria humana. Por lo que, a pesar de que podamos perseverar en dar un aspecto perfecto, impecable, frente a los demás, Dios nos llama a colaborar con Él en su misión redentora sabiendo perfectamente lo que somos capaces de hacer. Mateo deja su vida de pecado para seguir a Jesús. Pidamos por intercesión de san Mateo poder seguir a Dios como él lo siguió.

Oración

Oh Dios,

que en tu infinita misericordia te dignaste elegir a san Mateo para convertirlo de publicano en apóstol,

concédenos que,

fortalecidos con su ejemplo y su intercesión,

podamos seguirte siempre y permanecer unidos a ti con fidelidad.

Amén.