27 may

Reflexión martes 27 de mayo

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,5-11):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

Palabra del Señor

Reflexión

 Jesús hace una promesa a sus discípulos. Cuando vaya al Padre, enviarán el Espíritu que es el que hace presente el mensaje de Jesús y su acción salvadora. El Espíritu es el intercesor, el consolador, el que trae paz a la comunidad de los creyentes. La marcha de Jesús provoca tristeza en sus discípulos, no son conscientes de la necesidad de recibir y acoger el Espíritu de Dios. Jesús les adelanta que la misión del Espíritu es triple. Va a denunciar al mundo por el pecado, que es su falta de fe, no haber reconocido en Jesús al mismo Hijo de Dios. El Espíritu también manifiesta la partida de Jesús hacia el Padre y su falta de visibilidad. Y en tercer lugar, el Espíritu muestra una condena, contra el príncipe de este mundo, que es el espíritu del mal, que desea la separación del hombre de Dios. Justo lo contrario de lo que pretende el Espíritu que es la unión íntima del hombre con Dios.

pastoral

pastoral

Leave a Comment