2 junio

Reflexión Miércoles 2 de junio

EVANGELIO

Mc 12,18-27: No es Dios de muertos, sino de vivos.

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús saduceos, de los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron:

-Maestro, Moisés nos dejó escrito: «Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano.»

Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer.

Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella.

Jesús les respondió:

-Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios. Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán como ángeles del cielo.

Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: «Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob»? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados.

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

La primera y principal de las verdades de nuestra fe es que Dios te ama. Que no existes por casualidad, sino que Él te ha creado porque te ama; te ha llamado a la vida para hacer contigo -la está haciendo- una historia de amor y de salvación.

Y el Evangelio de hoy nos invita a descubrir la meta de esta historia, la meta de tu vida. Dios te ama tanto, que no te ha creado para vivir unos años (¡aunque fueran cien!). Te ama tanto que te ha creado para vivir con Él para siempre, para toda la eternidad.

La meta de tu vida no es llegar a “viejo” sino llegar al cielo.

La pregunta que los saduceos hacen a Jesús en el Evangelio es una pregunta absurda, que quiere ver si hace confundir a Jesús.

Pero Jesús les invita a descubrir que la resurrección no es una simple continuación de esta vida, sino una vida nueva y distinta, una vida de plenitud que no podemos comprender con nuestra mentalidad terrena: ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios tiene preparado para los que le aman. Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu (cf. 1 Co 2, 9-10).

Por eso Jesús, tendrá que decirles: Vosotros no conocéis ni las Escrituras ni el poder de Dios, vosotros estáis en el error (cf. Mc 12, 24).

Hemos cantado en el Aleluya: Yo soy la resurrección y la vida -dice el Señor-; el que cree en mí no morirá para siempre (cf. Jn 11, 25s). Y en el Salmo: Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos, pues ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor (cf. Rom 8).

¡Jesucristo Vive! ¡Si crees, verás la gloria de Dios!

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo!  (cf. Lc 11, 13).

 

Acción Familiar

«Un tronco de árbol, grueso y sin forma, nunca creería que podría ser una estatua, admirada como un milagro de escultura, y no se dejaría trabajar por el cincel de la escultora, que visualiza, a través de su arte, la forma que puede crear en él (San Ignacio)» (San Ignacio).

Gesto

  1. Encender una vela.
  2. Comienzo: En el nombre del Padre… (Señal de la Cruz)
  1. Gesto en Familia:

Compartir con la familia una cosa que se pueda hacer para cuidar nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo.

  1. Oración final:

Señor Jesús,

te doy las gracias por el Amor y la Gracia

que viertes sobre mí día a día,

pero también creándome a tu imagen y semejanza,

transformándome en tu templo.

En este momento, Señor, vuelvo mis pensamientos hacia Tí.

Pido la gracia de dejarme formar por el amor de mi Creador.

Descansaré y refrescaré mi corazón en tu Presencia, Señor.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,

Como era en un principio,

Ahora y siempre.

por los siglos de los siglos

Amén.

pastoral

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