Reflexión miércoles 21 de octubre
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 2-12.
Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, sobre el cual acabo de escribiros brevemente.
Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio de Cristo, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio, del cual soy yo servidor por la gracia que Dios me dio con su fuerza y su poder.
A mí, el más insignificante de los santos, se me ha dado la gracia de anunciar a los gentiles la riqueza insondable de Cristo; e iluminar la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.
Así, mediante la Iglesia, los principados y potestades celestes conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios por la fe en él.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Is 12, 2-3. 4bcde. 5-6 (R∫.: cf. 3)
R∫. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.
V∫. «Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación».
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R∫.
R∫. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.
V∫. «Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso». R∫.
R∫. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador.
V∫. Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
porque es grande es en medio de ti el Santo de Israel. R∫.
ALELUYA Mt 24, 42a. 44
R∫. Aleluya, aleluya, aleluya.
V∫. Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. R∫.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 39-48
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le dijo:
«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?». Y el Señor dijo:
«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Hoy san Pablo nos habla del misterio de Cristo, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu.
Este misterio que Dios ha querido que sea testimoniado mediante la Iglesia que es sacramento universal de salvación, por medio del cual Cristo manifiesta y realiza al mismo tiempo el misterio del amor de Dios al hombre (cf. Catecismo 774-776).
Este misterio es la revelación de que Dios te ama, te ha creado por amor y te llama a vivir una vida de amistad con Él. Es la buena noticia de que por la fe en Jesucristo, Dios llama gratuitamente a todos los hombres a la salvación: Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (cf. 1 Tm 2, 4).
Por eso, hay que anunciar, con la fuerza del Espíritu Santo, este misterio a todos los hombres. A este anuncio ha dedicado san Pablo toda su vida. Por esta misión Pablo está prisionero en la cárcel: para este ministerio fui constituido heraldo y apóstol (cf. 1 Tim 2, 7).
Y, misteriosamente, Dios nos envía a anunciar esta buena noticia: A mí, el más insignificante de los santos, se me ha dado la gracia de anunciar a los gentiles la riqueza insondable de Cristo.
El plan de Dios se realiza mediante personas concretas, que han recibido la llamada y la gracia para la misión. Dios capacita a los elige; no, elige a los capaces. Dios se sirve siempre de los pequeños: lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso… de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor… el que se gloríe, que se gloríe en el Señor (cf. 1 Co 1 , 27s).
También tú, si has acogido este misterio, con tu vida y con tu palabra anunciarás a los demás esta buena noticia.
¡Os daré un corazón nuevo! (cf. Ez 36, 26).
¡Ven Espíritu Santo! (cf. Lc 11, 13).
CANTO
Martín Valverde: Escúchame.
https://www.youtube.com/watch?v=75lI8FHN6Sw
Acción Familiar
La frase: “Al que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y cuanto más se le haya confiado, tanto más se le pedirá cuentas” puede que nos haga sentir miedo. ¿Quién puede corresponder a todo lo que el Señor nos ha confiado? Jesús responde: “Para Dios nada es imposible”. El secreto de la felicidad es buscar la presencia de Dios de todo corazón, en todo lo que hacemos, en todo lo que deseamos.
Gesto
- Encender una vela.
- Comienzo: En el nombre del Padre….. (Señal de la Cruz)
- Gesto en Familia:
A modo de peticiones, pedir en voz alta para que Dios esté presente o te ayude en ese proyecto o en esa preocupación que tienes en estos momentos. Los demás, se unen a tu oración diciendo: “Te lo pedimos, Señor”.
- Oración final:
Dios, tú me acercas más
al Corazón de Dios que nos ama.
Déjame aquí libremente, totalmente en silencio.
En la celda en de mis pensamientos más íntimos.
Si tú estás en ellos,
Este silencio me hará libre.
Qué maravilloso es ser capaz
de llegar a Tu Presencia, Señor.
No importa la hora.
No importa dónde estoy.
Sólo necesito pronunciar Tu Nombre.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,
Como era en un principio,
Ahora y siempre.
por los siglos de los siglos
Amén.