Reflexión miércoles 3 de mayo
Lectura del santo evangelio según san Juan 14,6-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Celebramos hoy la fiesta de los santos Felipe y Santiago, apóstoles. Felipe había nacido en Betsaida, igual que Pedro y Andrés, y era discípulo de Juan Bautista. Santiago llamado “Justo”, fue el primero que rigió la Iglesia de Jerusalén, coronando su apostolado con el martirio.
Y la Palabra que el Señor nos regala hoy nos invita a la fe.
Una fe que no es una teoría, sino una vida. Felipe invitó a esta fe viva cuando le dijo a Natanael: Hemos encontrado a Jesús, el hijo de José, de Nazaret, y este respondió con un cierto recelo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno?, Felipe le invitó a vivir en clave del discipulado: Ven y lo verás (cf. Jn 1, 45-46). Le invitó a tener un encuentro personal con el Señor.
Porque la gran tentación es quedarse alrededor de Jesús, pero sin llegar a dejarle entrar del todo en el corazón, en la vida. Quedarse en ser simpatizantes, curiosos, eruditos.
Pero Jesús, que te ama; que ha muerto y ha resucitado por ti, hoy está llamando a la puerta de tu corazón, te invita ser discípulo, a ser su amigo.
Por eso, tal vez, hoy también te dice a ti lo mismo que a Felipe: Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe.
Y, por eso, como le dijo un día a Felipe (cf. Jn 1, 43-51), hoy el Señor te dice: Sígueme, Ven y verás. Has de ver cosas mayores: verás la gloria de Dios.
Sí. Te lo dice a ti: María, Andrés, Juan, Carmen, Vicente, Mónica… Sígueme.
¡Ábrele el corazón sin miedo al Señor! ¡No viene a quitarte nada, sino dártelo todo! ¡Nadie te ama como Él! ¡Déjate llevar por su Espíritu Santo! ¡Deja que tu vida la lleve Él! ¡Verás la gloria de Dios!
¡Ven Espíritu Santo! (cf. Lc 11, 13).
Acción Familiar
«En estos dias, Dios me enseñó como un maestro de escuela a su pupilo» (San Ignacio).
Me recuerdo que hay mucho que Dios desea aun enseñarme, y pido la gracia de escucharlo y de aprender.
Gesto
- Encendemos una vela o colocamos una estampita o foto de la Virgen delante.
- Comienzo: En el nombre del Padre… (Señal de la Cruz)
- Pedimos la intercesión de la Virgen por ser mayo su mes: Virgen purísima antes del parto. – Purifica nuestros pensamientos: Avemaría.
- Gesto en Familia:
- La pureza comienza en los sentimientos. ¿Tengo sentimientos egoístas o que van en contra de la voluntad de Dios? ¿Siento que la Virgen es mi madre y que me acompaña en el camino de la vida? – Comparto estos sentimientos con mi familia.
- Oración final:
Jesús, siempre acogiste a los pequeños niños en tu camino por el mundo.
Enséñame a tener la confianza de un niño en Tí,
y vivir en la seguridad de que nunca me abandonarás
Ayúdame, Señor, a estar más consciente de Tu Presencia.
Enséñame a reconocerla en los demás.
Llena mi corazón de gratitud
por las veces que tu Amor se me ha mostrado
a través del cariño de mis acompañantes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.