Reflexión sábado 11 de febrero
Lectura del santo Evangelio San Marcos (8,1-10):
Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde lejos».
Le replicaron sus discípulos:
«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».
Él les preguntó:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete».
Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Palabra del Señor
REFLEXIÓN:
Jesús se compadece de la gente porque la amaba. Nos ama a todos, de eso no hay dudas, pero como quien se acerca más al fuego tiene más posibilidades de calentarse, así también quien se acerca más a Cristo le ofrece más posibilidades de demostrar Su amor. Aquella gente se apiñaba alrededor de Jesús y Él no podía despedirlos con las manos vacías.
Dios quiere actuar, y actuará, en la medida que se lo permitamos. Él hace que los frutos sean abundantes, aunque lo que le presentemos sea poco. Lo único que pide es que nos demos totalmente porque así podrá hacernos realmente felices. Esos siete panes y esos cuantos peces lograron alimentar a cuatro mil personas, no porque eran pocos, sino porque era todo lo que los discípulos le podían ofrecer al Señor.
Dios quiere hacerte feliz, ¿qué dones tienes que aún no le has entregado?
«Jesús es el que bendice y parte los panes, con el fin de satisfacer a todas esas personas, pero los cinco panes y los dos peces fueron aportados por los discípulos, y Jesús quería precisamente esto: que, en lugar de despedir a la multitud, ofrecieran lo poco que tenían. Hay además otro gesto: los trozos de pan, partidos por las manos sagradas y venerables del Señor, pasan a las pobres manos de los discípulos para que los distribuyan a la gente. También esto es «hacer» con Jesús, es «dar de comer» con él.»
(Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2016).