Reflexión sábado 28 de octubre
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,12-19):
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
Palabra del Señor
Reflexión
Nuestra vocación y misión como discípulos nacen de la oración del Señor, surgen de un llamado personal y de la necesidad de compartir el mismo sueño de Jesús. No solo somos enviados por Él, sino que compartimos su misión junto a Él. El Señor no se desentiende de nuestro camino ni de lo que nos ha encomendado; Él está continuamente actuando de diversas maneras, y cuando somos dóciles, también lo hace a través de nosotros.
Como enviados, el Señor se hace presente en nosotros y se manifiesta con una presencia que tiene el poder de salvar vidas. Alegrémonos por tener la mejor misión que existe: compartir y construir el sueño de Jesús.