3 may

Reflexión sábado 3 de mayo

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:
«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».

«Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».

Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».

Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre» ? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras, Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.

En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Palabra del Señor

REFLEXION:

En este Evangelio, Jesús se presenta con una afirmación profunda: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Todos, en lo más hondo del corazón, estamos en búsqueda de un camino que nos oriente, una verdad que nos sostenga y una vida que tenga sentido. Jesús no ofrece simplemente una dirección o una enseñanza; Él mismo es ese camino, esa verdad y esa vida. No se trata de encontrar algo fuera de nosotros, sino de reconocer su presencia en lo más íntimo del corazón, donde Dios habita y nos invita al encuentro.

Felipe le pide a Jesús: «Muéstranos al Padre y nos basta», como quien busca una señal clara, algo visible y contundente. Pero Jesús le responde con ternura y firmeza: «¿No me conoces? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre». Aquí Jesús nos revela que conocerlo a Él, caminar con Él y dejarnos transformar por su palabra es ya tener acceso al corazón del Padre. La verdad, entonces, no es una idea abstracta, sino una relación viva que se cultiva en la oración, en la escucha del Evangelio y en el amor concreto al prójimo.

Cuando este camino se recorre y esta verdad se abraza, la vida que Jesús promete comienza a brotar en nosotros. No una vida futura o lejana, sino una vida plena desde aquí y ahora. Es como un trípode: el camino que se recorre en la fe, la verdad que se descubre en la intimidad con Dios, y la vida que se manifiesta en nuestras obras. En este trípode se apoya nuestra existencia cristiana, y desde ahí, con humildad y confianza, podemos también nosotros hacer las obras de Jesús y ser reflejo de su amor en el mundo.

pastoral

pastoral

Leave a Comment