4 jul

Reflexión viernes 4 de julio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificios»: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

Palabra del Señor

Reflexión

 Todos nosotros, de una manera u otra, hemos sido llamados por el Señor, para que le sigamos como discípulos misioneros, cada uno dentro del carisma que se le ha confiado. Sería una tentación pensar que nos ha llamado porque somos mejores o tenemos algunos talentos particulares. El evangelio de hoy nos llama a la verdad y nos invita a reconocer que Jesús llama a los pecadores, a los que están necesitados de su gracia, de su misericordia. El ejemplo de Mateo es elocuente. Jesús lo llama en su trabajo ordinario, cuando está en el mostrador de los impuestos. El Señor no tiene prejuicios, aunque los publicanos estaban mal vistos entre el pueblo por ser colaboracionistas, Él llama a Mateo y provoca un encuentro con publicanos y pecadores. A esos es a los que el Señor quiere comunicar su evangelio y llamar a la conversión

pastoral

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