Reflexión viernes 5 de diciembre
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,27-31):
EN aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando:
«Ten compasión de nosotros, hijo de David».
Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo:
«¿Creéis que puedo hacerlo?».
Contestaron:
«Sí, Señor».
Entonces les tocó los ojos, diciendo:
«Que os suceda conforme a vuestra fe».
Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente:
«¡Cuidado con que lo sepa alguien!».
Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.
Palabra del Señor
Reflexión
Contemplamos hoy el encuentro de Jesús con dos ciegos. Es expresión del sentido último de la encarnación de Jesús. Ha venido a nosotros para reconocer nuestros límites, nuestra enfermedad, nuestro pecado; también para despertar nuestra fe y mostrarnos el poder del amor de Dios. Los ciegos piden a Jesús que tenga compasión. Es el grito de la humanidad doliente. Jesús les interpela acerca de su fe. Si creen que Jesús puede hacerlo el milagro sucederá. Jesús no ha venido para hacer milagros que nos lleven a la fe, ha venido a fortalecer nuestra fe que nos ayuda a descubrir los milagros presentes en nuestra vida. La ceguera más grave no es la de los que no ven, sino la de los que no reconocen en Jesús al hijo de Dios, la de los que son incapaces de descubrir los signos del amor de Dios en su propia vida.




