EXPERIENCIAS ERASMUS MUNDUS: CHILE, COLOMBIA Y PERÚ

GABRIELA ORTEGA: CHILE

Me resulta bastante complicado resumir casi 6 meses de aprendizaje, de vivencias, de viajes,

de risas, de amistades, de momentos únicos e inolvidables en unas pocas líneas…

Comencé mi viaje con muchas ganas e ilusión, siendo consciente que estaba volando a la otra parte del mundo sin mi familia, sin mis amigos, y sin mis zonas de confort, que durante 20 años han compartido mi vida.

Metí en la maleta muchos sueños por cumplir, muchas esperanzas puestas en esta increíble experiencia que gracias a mis padres y a la UCV he podido vivir, muchas inseguridades, muchas ganas de descubrir rincones jamás imaginados y muchas muchas ganas de sentir y de vivir.

Estando en una casa con 30 personas de diferentes lugares del mundo, con aspiraciones distintas, pero siempre con la felicidad de compartir y aprender en común, me di cuenta de que esos sentimientos y emociones que había metido en mi maleta iban a resultar pocos para lo que estaba viviendo allí.

¿Y qué ha supuesto Chile para mí?

Pues a nivel personal me ha dado la posibilidad de sentirme en casa sin estarlo, de tener una familia estando a miles de kilómetros de la mía y de viajar a muchos otros países increíbles.

En cuanto a mis prácticas me sorprendió mucho el nivel de exigencia y preparación que se requería. Aprendí mucho y cada vez me siento un poco más enfermera.

Estoy totalmente agradecida con este país, con la sociedad chilena que tan bien me ha cuidado y tratado, con las personas que aparecieron inesperadamente en estos 5 meses y me hicieron cambiar mi forma de vivir y, sobre todo, me siento muy agradecida a todos los profesionales que conocí en el Hospital San Juan de Dios de Santiago de Chile, en especial a mi enfermera guía Prisila Maulen que tanto me enseñó, y tanto interés y cariño puso en mí.

Tengo que remarcar las grandes amistades y personas que conocí en esta aventura tan increíble, los lugares tan emocionantes que he visitado y que, en esas maletas con las que vuelvo a mi país, desbordan todas las sensaciones y sentimientos que he vivido con personas únicas, que me acompañarán para siempre y que espero reencontrarme en algún rincón de este pequeño mundo.

Para todos aquellos próximos aventureros que todavía están dudando si realizar una movilidad

Mundus, claramente os animo a que viváis la mejor experiencia de vuestras vidas. Con mucho cariño una alumna enamorada de Chile.

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MARÍA GÓMEZ: CHILE

“5 meses en Santiago, Chile”

Que pena me da tener que hacer un resumen de esta experiencia, el tiempo ha pasado demasiado rápido.

A nivel profesional ha sido una sorpresa para mi. Cuando llegué pensé que sería fácil y poco exigente pero nada que ver. Realicé mis prácticas en el Hospital Militar por lo que esto requería una disciplina que yo nunca había tratado. Me costó mucho adaptarme a la forma de trabajar, especialmente al trato con el personal. Pero nunca había visto tantos pacientes, tantas patologías distintas ni tantas formas diferentes de tratar. He aprendido a reaccionar ante las emergencias, a superar la inseguridad que tenía, y sobre todo, a darme cuenta que me falta mucho por aprender.

A nivel personal ha sido una experiencia maravillosa. He crecido, aprendido y superado los problemas que me han ido surgiendo pero, sobre todo, he conocido a gente muy especial. Los chilenos/as me han acogido como una más y los extranjeros se han apoyado en mi como yo en ellos. Me voy a España con grandes amigos/as de diferentes partes del mundo que espero volver a ver muy pronto.

Me quedo con que los primeros días estaba deseando volver a España y ahora haría lo que fuera por quedarme unos meses más.

Foto 1: Foto el 20 de Mayo en las playas de Maitencillo. Dos españoles, una colombiana y 5 chilenos. Mis amigos.

Foto 2: Foto el 12 de mayo en el Cerro San Cristóbal. Mis compañeros de piso. Todo un descubrimiento.

Foto 3: Foto del 6 de Junio en el Salar de Uyuni, Bolivia. Con mi hermano y demás amigos. El viaje más bonito de mi vida.

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ANA VILLAR: COLOMBIA

Todo comenzó un día como otro cualquiera de Enero, pero no era cualquier día como parecía, este día me embarcaba en un avión rumbo a Bogotá (Colombia) juntos a mis amigos de carrea Henrik y Jaume.

Mi cabeza era un continuo mar de dudas, me había despedido de mi familia y amigos, a los cuales no volvería a ver en un largo periodo de tiempo. Por el lugar al que decidí ir a hacer el intercambio, mi entorno más cercano se encontraba algo más nervioso de lo normal. Por mucha pena que me dé, el concepto en general de Latinoamérica en Europa es bastante malo, se piensa que todos los países son inseguros y que la calidad del estudio es baja. Todo lo más lejos de la realidad que he podido comprobar.

Después de un larguísimo vuelo de 13 horas, llegó el momento de bajar del avión en una ciudad totalmente desconocida para mí. Aún sigo sin poder describir con exactitud el conjunto de sensaciones que tenía al bajar de ese avión.
Nuestra suerte es que no estábamos solos, nada más llegar al aeropuerto, a mis compañeros y a mí, nos recogieron nuestras Buddies. Ellas son las personas encargadas de nuestra integración en la ciudad y la universidad. Pero no solamente son “personas encargadas de nuestro bienestar”, se convirtieron en nuestros amigos. Eran nuestro punto de apoyo si te perdías por la ciudad o nuestro mejor seguro para salir a “rumbear”. A ellas les debemos el habernos sentido acogidos en todo momento y eso, en un país que no es el tuyo, se agradece muchísimo.
Instalarnos en la ciudad fue verdaderamente fácil, ya que las ofertas de alojamientos en una ciudad con 8 millones de habitantes son bastantes numerosas.

Nosotros en particular escogimos un alojamiento por la plataforma Airbnb que se encontraba cerca del lugar donde realizaríamos prácticas. Un piso en una urbanización muy acogedora, dónde cualquiera que se enterara de que éramos españoles les daba alegría tener extranjeros allí. Algo muy curioso, ya que España en Latinoamérica, históricamente hablando, no es que se portase muy bien con ellos. A pesar de eso, fuimos bien recibidos. Yo no me creía la facilidad con la que estaba sucediendo todo sin ningún inconveniente de por medio.

A los días de estar allí tocó ir a la que iba a ser durante 5 meses mi universidad, la famosa Universidad de La Sabana en Bogotá. Al llegar allí mis ojos se abrieron como platos, jamás en mi vida había estado en un campus universitario de esa magnitud, mi sensación era la de estar en una película estadounidense, con esos campus universitarios que crees que no vas a ver en la vida. Pues sí, lo estaba viendo, y encima era donde iba a estudiar.

La acogida por parte de la universidad a todos los extranjeros fue brutal, hicieron jornadas de bienvenida, donde hicimos recorrido por el campus (con un mapa, claro está, por la magnitud del lugar), durante toda la mañana nos dieron directrices de la ciudad y el país. Cosas que no nos podíamos perder, lugares a donde ir, consejos para la vida en la ciudad, comida que había que probar sí o sí, cualquier tipo de duda que te surgiera allí te la resolvían. Incluso hicieron una pequeña fiesta en una parte del campus para nosotros. Yo, literalmente, estaba alucinando. Ese día conocí a todos los que iban a compartir conmigo esta grandiosa experiencia. El grupo de extranjeros estaba compuesto por alemanes, franceses, holandeses, chinos, australianos, italianos, ingleses, coreanos, mexicanos, argentinos, brasileños y colombianos. El mundo dejó de tener fronteras y todos estábamos impacientes por conocernos. Después de este día supe con certeza que el estar allí sería con toda seguridad la experiencia de mi vida.

Al par de semanas de estar allí llegó el día de comenzar las prácticas por las que me había recorrido medio mundo. Mis compañeros españoles y yo realizaríamos prácticas en la Fundación Cardio Infantil de Bogotá. Y aquí comenzaron las mejores prácticas de mi vida. El pensamiento de que por estar en Latinoamérica no iba a aprender nada, estaba lejísimos de la realidad, ¡qué concepción tan errónea! Nos asignaron a un tutor personal, Edwar Zambrano, el cual se haría cargo de nosotros durante todo el periodo de prácticas. Y cuando digo tutor, es que fue nuestro guía, profesor y compañero en todo momento. Durante el primer mes de prácticas estuvimos rotando por tres plantas hospitalarias, allí comenzó mi cambio de mi visión de Enfermería. Las primeras semanas tal vez se hicieron un poco duras por el hecho de que me sentía con menos nivel del que me estaban exigiendo. Pero la solución era fácil, había que estudiar, y mucho. Las enfermeras con las que estábamos nos explicaban y preguntaban por cualquier cosa que veíamos allí. Me impresionó muchísimo el modo en el que se dan el cambio de turno entre ellas, en los pies de la cama del paciente, haciendo un repaso por todo su historial clínico, sin saltarse ni una patología y comentando los cambios realizados en su medicación o los procedimientos del día a realizar. Así lo hacían paciente por paciente hasta acabar con su planta. El paciente conocía a la enfermera que lo iba a atender durante ese turno y la enfermera se aseguraba en el mismo momento que era la historia clínica del paciente coincidía con lo que ella estaba viendo. Otra cosa que me impresionó mucho fue de la compenetración médico-enfermera en la planta. La “revista médica”, a poder ser, se realizaba con el médico, la enfermera y los estudiantes de prácticas que había con cada uno, comentando todo procedimiento o medicación que tenía el paciente. Verdaderamente fue un gusto ver aquello y aún no había llegado lo mejor. Después de acabar ese periodo adaptativo en planta, comenzamos a realizar nuestra segunda parte de las prácticas en el servicio especial de UCI, donde nos asignaron a cada uno de nosotros una enfermera especialista de la que seríamos su sombra. Aquí fue donde verdaderamente me acabé de enamorar del estilo de trabajo y lo que es la Enfermería en Colombia. Fuimos rotando durante una semana con cada enfermera. Durante este periodo esta enfermera especialista nos explicaba literalmente todo lo que hacía y en los días posteriores se aseguraba de que los conocimientos los habíamos adquirido preguntándonos. Además de estas preguntas diarias, cada semana nos mandaba cada enfermera leer unos cuantos artículos por los que luego nos preguntaría y cada semana teníamos una revisión de tema cada uno, que exponíamos entre nosotros. Todo esto hizo que fueran las prácticas más duras y en las que más he aprendido durante mi experiencia como alumna de enfermería en prácticas. Durante el servicio en UCI pude ver cómo la palabra de la enfermera era respetada y valorada por todo el mundo. Allí no había rangos, había un equipo de trabajo donde cada uno sabía lo que tenía que hacer y una compenetración enorme. Me encontraba en el paraíso. En este periodo pude ver la actuación de este grandísimo equipo durante innumerables ocasiones, dentro del caos que puede llegar a suponer un servicio especial había un orden increíble. En el caso de un paro cardiorrespiratorio, todo el mundo sabía actuar y exactamente qué hacer, era como ver un baile con una coreografía perfectamente coordinada y planeada. Antes de terminar este periodo realizamos un examen final, en el que debíamos afianzar los conocimientos adquiridos. Además, hicimos un mini proyecto de investigación en el hospital como memoria interna de las prácticas. Algo que a mi parecer sería muy útil para el hospital, ya que, en vez de hacer una memoria de prácticas, se realizaba una investigación sobre aquello que veías en lo que podía mejorar el hospital.

Un nivel alto exige un alto estudio y agradezco haber realizado estas prácticas antes de haber terminado la carrera. Gracias a ellas ahora confío más en mí misma y en la visión de Enfermería que he adquirido. He visto hasta dónde podemos llegar como enfermeras y como equipo sanitario y me siento muy afortunada por ello. Debo agradecer a todo el equipo profesional de la Fundación su gran implicación con todos los estudiantes que había y la forma de llevar las prácticas de los mismos porque ha sido increíble para mí como estudiante y como futura enfermera.

Durante las prácticas debo decir que estuvimos tan implicados en ellas que no conseguimos salir o viajar como el resto de los extranjeros ya que ellos tenían clases en la Sabana durante un par de horas y nosotros un horario de 6 a.m a 13:30 a.m. A pesar de esto pudimos disfrutar con el resto de los compañeros de un par de salidas y un par de viajes.
Pero lo mejor respecto a descubrir Colombia estaba por llegar, cuando acabamos prácticas nos pusimos manos a la obra con el tema. Conocer se convirtió en nuestra religión. Tuvimos la oportunidad de viajar mucho por Colombia, conocimos Villa de Leiva, Guatavita, Medellín y a los paisas, Cartagena de Indias, Santa Marta y sus costeños, junto con Minca y Sierra Nevada, fuimos a el archipiélago de San Bernardo y nos quedamos en una pequeña islita llamada Múcura, Armenia-Quindio en el Eje cafetero (por supuesto como amante del café probé y compré todo lo que pude y más), Valle del Cocora donde me encontré uno de los paisajes que más me gustaron con sus palmas, Páramo de Choachí y sus cascadas, Tayrona y sus grandiosas playas, donde te encontrabas la combinación de paisaje de montaña, jungla y costa, algo increíble visualmente hablando, Isla de San Andrés-Providencia y por supuesto, el que fue para mi el mejor viaje Letizicia-Amazonas.

Después de este conjunto de viajes y experiencias, puedo comentar algo sobre los colombianos y su país. Es un país de oportunidades, donde siempre encontrarás un medio de trasporte que te lleve hacia el lugar que quieres por un precio más que asequible. La fruta en Colombia es de lo mejor que vas a probar en tu vida, la cantidad de variedad y de frutas desconocidas para los europeos es inmensa, para los amantes como yo será una locura. El café de Colombia, como bien cuenta la leyenda será lo mejor que pruebes, el “tinto” como se llama al café americano lo podrás comprar en cualquier parte a cualquier hora, literalmente hablando. Es un país que, con el cambio de moneda, desde Europa salimos ganando, ya que todo nos parecerá muy barato para lo que estamos acostumbrados, tanto para el trasporte, la comida, el alojamiento o la mayoría de las cosas que puedas imaginar. Lo único que puede llegar a ser caro son los productos de exportación, como cosméticos o nuestro apreciado jamón. La comida allí es variada y rica, podrás probar muchas cosas nuevas como la sopa de Ají o los platos combinados de patacón con arroz, verduras y carne de res. Es cierto que los colombianos saben bailar, creo que la rumba la llevan en la sangre, tanto chicos como chicas saben bailar a la perfección, si alguien tiene el pensamiento de visitar Colombia y no quiere hacer el ridículo, un par de clases no vienen mal. Son latinos y no se puede competir contra eso.

La música no es sólo reggaetón, está la cumbia, salsa choque, merengue, vallenato y muchos tipos más derivados de la música indígena. Así que, eso de encasillar a un país en un solo estilo de música es un error bastante grande. Hablando de la gente, puedo decir, que como Andaluza me siento identificada con la sangre latina, son gente muy respetuosa a la hora de dirigirse a cualquier persona, en comparativa, los españoles tenemos una forma de hablar bastante brusca para ellos, son personas muy acogedoras que siempre están dispuestos a ofrecerte lo que tienen y lo que no tienen, se apuntan a una rumba más rápido que un abrir y cerrar de ojos y, por supuesto, son personas muy alegres. Después de todo esto el mito de que te robarán hasta la saciedad allí es totalmente un error, el peligro que hay es como el que puedes tener en cualquier otra parte, se deben seguir los consejos de las personas de allí, si no das “papaya” que significa alardear de lo que se tiene, no te pasará nada. Son lugares turísticos en el que el estilo de viaje predominante es mochilero y te encuentras a personas de todas partes del mundo. Tienes que hacer las cosas con cabeza, si te aconsejan no ir a un sitio por la situación en la que se encuentra, no vayas, como puede pasar aquí en España, nadie se va de visita a los barrios “chungos”, pues allí igual.

 Si haces todo esto y te dejas llevar por su gente, música y comida, aseguro que vivirás la mejor experiencia de tu vida. La pena que sentí después de conocer tantos lugares y a tanta gente que considero ahora mi familia, es difícil de explicar. Lo resumo en que estoy al 100% segura de que voy a volver, para seguir abriendo mi mente y para seguir creciendo como persona.

¡Gracias Colombia por todo lo que me has dado!

Adjunto ahora un par de fotos que demuestran lo bien que nos lo pasamos en este maravilloso país. Y en el que te sientes continuamente conectado con la naturaleza.

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JAUME BURGUERA: COLOMBIA

Buenos días, me gustaría explicar mi experiencia lo mejor posible, tal vez con la emoción me salte algunos detalles, pero allá vamos.

Antes de ir a Colombia tenía muchas dudas, que sin ningún problema, han ido solucionándose a lo  largo  del tiempo. En el  momento de la llegada no  teníamos alojamiento por lo que optamos a entrar a la plataforma de Airbnb, para poder tener alojamiento durante unos días y poder buscar el definitivo. Nos encantó el apartamento y hablamos con el casero para poder quedarnos el resto del cuatrimestre y sin ningún problema, aceptó.

Unos días después, llegamos al campus de la Universidad, donde nos esperaban todos los estudiantes de intercambio, nuestros Buddys, que son aquellos alumnos de la universidad que se encargaban de nosotros, y todos los profesores y coordinadores de movilidad que organizaron todo, incluidos los actos de bienvenida que nos ayudaron a conocernos entre todos los estudiantes de movilidad. Bueno, principalmente me enamoré del campus de la Sabana  porque  es  enorme  y  desprende  un  ambiente  muy  bueno.  Por  desgracia  nuestro Mundus era solo prácticas, por lo que no pudimos disfrutar mucho del campus. Ofrece de todo, tiendas, restaurante, biblioteca, gimnasio, campos de cualquier deporte y la posibilidad de estudiar al aire libre con otros estudiantes de diferentes carreras.

Nos asignaron un hospital llamado Fundación Cardioinfantil, un hospital de 4to nivel, muy grande y moderno. Estuvimos un tiempo en planta de hospitalización con especialización en cardiología, con un tutor que se encargaba de nosotros y venía todos los días a vernos, con la intención de asegurar nuestra comodidad  y confort, y para evaluarnos. Ya preparados en temas cardiológicos pasamos a la UCI Cardiovascular, donde se nos asignó una enfermera a cada uno con un programa, en el que se nos indicaba todo el trabajo que debíamos hacer durante el periodo de prácticas. Presentaciones sobre temas de UCI todas las semanas, preparación  de  un  examen  final  sobre  toda  la  materia  de  prácticas  y  un  trabajo  de investigación final para el hospital, presentado a los directores y coordinadores con la finalidad de innovar. He de decir que ha sido muy enriquecedor y he aprendido más de lo que me esperaba allí.

Allí en Colombia, el euro está muy bien valorado, por lo que, podríamos decir que somos ricos. Todo es mucho más barato y la comida es deliciosa, pudimos disfrutar de platos como la bandeja paisa (comerla en Medellín, es donde más rico está), un buen pescado en Santa Marta o Cartagena, el Tamal y la Lechona, el Ajiaco o la Mazamorra en cualquier parte del País.

Respecto a la seguridad, es  muy importante saber que no  es  como  nos  muestran en las noticias, tal vez si, sea más inseguro que en Europa, pero realmente uno puede vivir perfectamente en este país ya que los problemas están donde hay pobreza, que es solo en algunos lugares de cada ciudad. Pero claro, uno si no quiere problemas no va a ir a buscarlos, en ese caso podrá vivir perfectamente como hemos hecho nosotros.

Pero hablemos de aquello que nos emociona a todos, que son los viajes. Pudimos disfrutar de

Colombia en todos los sentidos. Visitamos lugares preciosos como Santa Marta, Cartagena, la

Guajira, la reserva natural de Tayrona, las islas de San Bernardo (Ubicadas en Cartagena), la isla de San Andrés (Ubicada en los mares de Nicaragua), todo esto forma parte de la inmensidad del Caribe. Donde uno puede relajarse, tomar el sol y disfrutar de unas playas increíblemente bonitas.

Por otra parte, pudimos vivir experiencias y conocer la cultura colombiana en lugares como Medellín o el eje cafetero, aquí pudimos observar y enriquecernos de conocimiento sobre el proceso del café tan rico que caracteriza a Colombia.

Finalmente, pero no menos importante, cabe destacar el Amazonas. Definitivamente el mejor viaje de mi vida ya que el clima tropical de Colombia permite que esta disponga de una flora muy frondosa y bonita y una gran cantidad de animales, entre los cuales pudimos observar Guacamayas, Tucanos, Osos perezosos, Caimanes, Micos, Boas, Delfines rosas, Tarántulas y otros insectos como digo yo, a tamaño amazónico.

Me parece muy importante también destacar la cantidad de amistades que puede hacer uno cuando sale de su país, nos llevamos amistades de todos los países y regiones, de Francia, Alemania, Perú, México, Argentina, entre otros.

Para concluir, he de decir que ha sido la mejor experiencia de mi vida, recomendaría a todo el mundo esta experiencia y que nadie tenga miedo de ir a Colombia porque es un país precioso que  me  ha  dado  muchas  oportunidades  y  experiencias  muy  buenas.  Agradezco  a  todas aquellas personas que han hecho posible esta experiencia y a todos aquellos amigos que me llevo de allí.

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JAIME LÓPEZ SÁIZ: PERÚ

¿Quién enseñó a quién?

Prácticas de Enfermería en Perú

Esta historia comienza dando una vuelta por spam. Y en cuanto al final, nunca supe nada de él.

En sus comienzos se hablaba de un lugar falto de ayuda, con necesidades que ni Maslow ni Virginia Henderson podían abarcar en sus clasificaciones, e incluso, días antes de pisar este mundo llegué a escuchar que hubo gente atrás que intentó cambiar las costumbres de esta comunidad y volvieron siendo ellos otra persona.

A la llegada a Chirickiaku toda nuestra preparación para esta experiencia, se volvió transparente. Bajamos las mochilas del 4×4 y aparecieron un grupo de superniños cargando nuestras maletas sobre sus cabezas  y subiéndolas montaña arriba…

Mis sentidos como futuro enfermero fueron evolucionando al paso de los días. Aquello que había aprendido en los hospitales de Valencia no era suficiente para cuidar a personas de este otro mundo. Todos los días, junto algún compañero cargábamos nuestra mochila con un tensiómetro y algo de medicación y nos disponíamos a patear casa por casa en busca de alguna persona que necesitara de nuestros servicios. Es verdad, que descubrimos que las personas necesitaban nociones básicas de higiene, necesitaban hábitos alimenticios para que sus dietas fueran del todo completas, desconocían fármacos para tratar alguna de sus enfermedades más comunes pero, nunca les faltaban ganas de aprender. Nos abrían sus casas y sin ningún ápice de desconfianza y dejaban sus vidas y las de sus hijos en nuestras manos para educarlos en salud, como ellos decían “para quitarles el mal que tenían dentro”.

Pasaban los días, las mañanas en el consultorio de ginecología y de pediatría, las tardes yendo casa por casa, esos imprevistos en mitad de la comida donde tenías que cogerlo todo y buscar a quién te necesitaba,  los momentos posteriores al partido de fútbol donde los hombre te pedían consejo y tu tenías que dejar aquello que estabas haciendo porque que te pidiese ayuda un hombre era un privilegio y un símbolo de respeto. Los días se acababan en este mundo tan diferente pero tan igual en cierto modo, siempre mientras tu enseñabas también aprendías, y nunca salías de una casa con la sensación de vacío.

Sonó el despertador y ya estaba en Valencia, creía que todo había sido un sueño pero no, ha sido una experiencia real.  A día de hoy las personas que conocimos allí siguen en contacto con nosotros  y no dejan de preguntarnos y pedirnos consejos. La relación de confianza que hemos formado con la comunidad no se compara con la que se puede hacer en una sala de urgencias pero si tuviese que destacar una de las lecciones que he aprendido, diría que  “antes de tratar con un persona entiende sus costumbres, interpreta sus gestos, visualiza su entorno y siente sus palabras”. Ponernos en el lugar del otro no es una opción en mi futura profesión. Son personas con ganas de aprender, que además, siempre dan las gracias y sonríen. “¿Quién enseñó a quién?”

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