Experia OUT – Richard Estevan

Nuestro alumno Richard Estevan, estudiante del Grado en Magisterio, nos cuenta su experiencia Erasmus en Gante (Bélgica) en Artevelde Hogeschool.

Hace más de tres meses, estaba en el aeropuerto con unas cuantas maletas dispuesto a vivir lo que llaman una de las mejores experiencias de la vida. Escoger Gante como destino para irme de Erasmus no fue fácil. Había otros destinos que también me llamaban la atención. Sinceramente no sé por qué al final escogí Gante, pero no me arrepiento de haberlo hecho.

No fui solo, fui con una de mis mejores amigas, Marta. Llegamos la noche del 1 de febrero y no entrábamos hasta el 2 de febrero en la que iba a ser nuestra casa durante los próximos meses. Por imprevistos de última hora, nuestra aventura empezó esa misma noche durmiendo en casa de unas españolas que no conocíamos de nada hasta ese momento y, a partir ahí, empezamos a vivir nuestro Erasmus junto a ellas.

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Mi universidad en Gante se llama Artevelde Hogeschool. Ofrece para mi titulación un programa de Erasmus (Bridges in Education) que tiene una serie de asignaturas para realizar de las que escoges aquellas que consideras más adecuadas para tu formación. El horario está programado para que no coincida ninguna clase, por lo que, como escoges aquellas que te interesan tienes bastante tiempo libre. Las clases son todas en inglés, por lo que es una gran ventaja para mejorar el nivel de este idioma. Cada asignatura es en un campus diferente pero, al ir en bicicleta y ser Gante una ciudad no muy grande, en un máximo de 10 minutos estás en la sede correspondiente.

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También he realizado las prácticas durante mi estancia en Bélgica. La verdad es que han sido un poco complicadas ya que mis alumnos solo hablan francés y flamenco. Para mí esto fue una decepción y, sinceramente, si me preguntasen si las repetiría, no lo haría. No han estado mal, pero podrían haber estado mejor ya que tenía que dar un mínimo de clases y es difícil hacerlo si no entienden casi nada de inglés (lo aprenden a partir de la educación secundaria). Ha sido una experiencia interesante ya que he podido ver de primera mano un sistema educativo diferente al que estoy acostumbrado, pero no he podido sacarle todo el provecho que me gustaría por lo comentado anteriormente.

Con el tiempo libre que nos dejaba la universidad ha sido bastante fácil viajar. La situación geográfica de Gante te permite conocer y disfrutar no sólo de Bélgica, sino también de Europa. Además, Gante es una ciudad muy estudiantil, por lo que hay mucho ambiente universitario durante la semana.

El tiempo durante los primeros meses no ha sido muy bueno pero, últimamente, está haciendo bastante calor, aunque no es muy normal en esta época del año. Con que deje de llover es suficiente para irse al canal de Gante a pasar un buen rato mientras disfrutas de unas cervezas y el típico waffle gantés.

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Acostumbrarse a la cultura belga no me ha costado demasiado, sin embargo, comer a las 12 y cenar a las 8 sí. El horario español de comidas no hay manera de quitárselo de encima pese a llevar ya unos meses aquí.

A pesar de ello, hay otros aspectos en los que me he involucrado mucho como el exhaustivo reciclaje que realizan. Es bastante difícil poder encontrarse un cubo de basura por la calle ya que el sistema de recogida está basado en pasar puerta por puerta. Cada cierto tiempo, pasa el camión de basura a por un tipo determinado de basura (orgánica, vidrio, plástico…) y, la noche anterior, tienes que encargarte de sacarla para que, al día siguiente, la recojan. Si por lo que sea te equivocas, te ponen en la bolsa una pegatina roja de advertencia y no se la llevan. Es muy importante acordarse de qué día y qué tipo de basura tienes que sacar si no quieres acabar teniéndola cierto tiempo más en casa. Además, las bolsas de basura son oficiales y es uno de los productos más caros del supermercado.

 Vivir en Gante viene unido a tener una bicicleta. Es muy fácil y rápido llegar a cualquier parte de la ciudad en ella. También es bastante fácil meter las ruedas de la bici en los railes del tranvía y acabar en el suelo. Siempre hay que recordar una regla básica como ciudadano de Gante: haga sol, llueva o nieve, siempre irás en bicicleta. Seguir esta regla me ha llevado a llegar empapado de arriba abajo más de un día. Además, no eres consciente de lo que puede cambiar el tiempo en menos de un par de horas hasta que sales con gafas de sol y al rato llueve como si no hubiese un mañana. Una cosa curiosa respeto a este tema: el llevar paraguas es una manera de delatarte como turista.

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Gante, también conocida como la ciudad de las 3 torres, es una ciudad sencillamente preciosa. Cada esquina tiene una leyenda que contar y, al final, acabas conociendo Gante por todas las historias que llegan a tus oídos. Desde la leyenda de Mammerlokker, pasando por el cañón Dulle Griet, hasta llegar a la expresión de con la soga al cuello, entre otras muchas.

Respecto al idioma creía que se utilizaba mucho más inglés del que en verdad se utiliza. Las dos lenguas oficiales son el flamenco y el francés. El flamenco es uno de los idiomas más difíciles que he conocido y, tras unos meses aquí, he aprendido a decir las 5 cosas más básicas. Lo bueno que tiene vivir en un país como Bélgica es que, a pesar de que no utilizan el inglés en su vida diaria, lo dominan perfectamente, por lo que no hay ningún problema a la hora de comunicarse.

Para terminar, me gustaría decir que he tenido la suerte de compartir mi Erasmus con gente increíble y hacer de Gante mi casa durante un tiempo. Ha sido una de las mejores experiencias que he vivido y, si me preguntasen si repetiría, no dudaría en decir que sí pero, esta vez, unos cuantos meses más.

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