Mujer y estilismos en política: Cristina Fernández de Kirchner

La llegada de la mujer a la política es algo que ya nadie puede negar ni obviar. Hemos llegado para quedarnos. Aún con todo, nuestra presencia en la política tal vez pueda ocasionar algún que otro comentario.

Todos estamos de acuerdo que la imagen de un político debe (o al menos debería) obedecer a criterios de seriedad, seguridad y cercanía pues resulta clave para cerrar el círculo del mensaje político.  Sin embargo, con según qué pinta, no hay quien te crea aunque el mensaje sea muy poderoso. Un político debe ser coherente tanto en su mensaje verbal como en su imagen. Y esto es algo que al menos en el continente americano se les antoja como algo absolutamente primordial. Tal vez en España no se ponga, lo suficiente, en valor.

Caso curioso y de rabiosa actualidad sucede en Argentina con su presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, triunfadora de unas elecciones presidenciales en 2007 tras la salida de su carismático esposo del sillón presidencial. En este caso el partido político de centroizquierda (Frente Para la Victoria) quedó en un segundo plano pasando a un primer plano el poder acérrimo encarnado en su figura.

Pero poco duró la alegría en la Casa Rosada de Buenos Aires. El 27 de octubre de 2010, la muerte le sobrevino de repente a Néstor Kirchner al parecer, y según la versión oficial, murió de un infarto fulminante. Probablemente, la verdad sobre la muerte de Kirchner nunca será esclarecida, pues parece ser que investigar en Argentina se está convirtiendo en un «deporte de riesgo». A las pruebas me remito… tal vez la verdad sobre el supuesto suicidio del fiscal Alberto Nisman que, según apuntan algunos medios argentinos, pretendía denunciar ante la Cámara de Diputados a la presidenta de cubrir a Irán en el atentado perpetrado a la Asociación Mutual Israelita Argentina de 1994, nunca será esclarecida.

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Volviendo a Cristina, famosa es su susceptibilidad a todo tipo de crítica y escasa es su capacidad de diálogo con sus detractores. Aunque, como en toda democracia populista, la viuda goza de un caudal de simpatía popular, potencia su faceta más emocional siendo su gestión bastante poco grata.

Sin embargo, y lejos de parecer y proyectar ser una democracia de dudosa identidad, a sus 62 años la abogada se muestra como una mujer seductora, de gustos caros y ciertamente obsesionada y detallista por su imagen personal. No cabe duda que fue la alumna aventajada de Néstor, con dotes para la oratoria, telegénica y resuelta dentro de la esfera mediática. Obvio es que el matrimonio aparentemente funcionó como una sociedad empresarial, con una relación sinérgica de las carreras políticas de ambos.

En la imagen que proyecta Cristina Fernández (CFK como acostumbran a citarle los medios de comunicación) hay dos tiempos bien definidos por sus circunstancias personales:

– Durante la presidencia de su marido como primera dama o “primera ciudadana” como ella acostumbraba a decir, buscaba la notoriedad pero sin dejar de controlar hasta el último detalle de sus apariciones públicas, el cuidado personal de su indumentaria y aspecto físico, sin embargo era y sigue siendo terca a conceder entrevistas o reportajes a los medios de comunicación. Política comunicativa que implantó su esposo.

Adicta a los cosméticos, en esta primera etapa presumía de ser ella misma quien decidía el maquillaje, el peinado, la ropa y los caros complementos. Reivindicaba su apellido de soltera por lo que exigía que se le citase como Cristina Fernández de Kirchner. Ella misma se dirigía a su marido como “presidente” o “Kirchner”.

Durante la presidencia de Néstor, la argentina multiplicó su agenda de actos internacionales consiguiendo gran aceptación y reconocimiento. El mandato no quedó exento de encontronazos verbales del matrimonio lo que dejó claro el temperamento fuerte y desconfiado de él, acostumbrado a mandar y ella, dura, ambiciosa, frívola, soberbia y tenaz, tras su envoltura de coquetería femenina y estilismo cuidado.

– En su etapa como máxima mandataria de Argentina: probablemente su etapa más controvertida dado que CFK gasta mucho dinero en ropa y eso no está bien visto en un país donde hay pobreza, sin embargo tener un armario extenso no es patrimonio exclusivo de la presidenta argentina, sino de todos los mandatarios del mundo.

El estilo de Cristina es femenino, liviano y alegre, al mismo tiempo es sofisticado y acorde con una persona de su edad y cargo. Al fin y al cabo su estilo es el ámbito donde se ancla su forma específica de ejercer el poder. A ello contribuye su corte y color de pelo tanto como su maquillaje. Cristina luce un peinado con amplio movimiento de las puntas y un color caoba que navega entre la pasión y lo juvenil. El maquillaje es de tonos tierra pensado para que combine con su color de pelo.

Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina

Como toda mujer que desee potenciar su feminidad, utiliza zapatos de tacón de aguja que le ayudan a construir una imagen de sofisticación interesante. Y como mujer a la que le gustan los complementos caros, le suele añadir a sus looks un reloj de la marca Rolex Lady Date Just de oro y brillantes.

Y para construir esa feminidad se añade el estilo de chaquetas entalladas que dejan ver sus curvas femeninas y su belleza natural. En las antípodas se encuentra Ángela Merkel, la canciller alemana, que opta por utilizar ropa acorde al código masculino. El estudio de imagen de la máxima mandataria alemana lo abordaremos en próximos post.

Ángeles Gómez Mañes. Antigua alumna del Máster en Marketing político y Comunicación institucional de la UCV.

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