Richard Nixon: «Un hombre no está acabado cuando es derrotado. Está acabado cuando abandona»

Eso debió pensar Nixon cuando fue derrotado por Kennedy durante el primer debate político televisado de la historia, allá por 1960

Como ya dijimos en el artículo del mes pasado, Nixon fue el gran perdedor del debate, sin embargo y cuando solo el paso de los años logra hacer justicia, somos conscientes ahora que el Marketing Político nació en parte gracias a aquel debate.

A partir de entonces lo visual se impuso a lo auditivo, y por tanto los medios de comunicación masivos comenzaron a transmitir esa imagen al electorado para que acepten o rechacen su candidatura.

Los votantes reciben esos atributos, y son ellos quienes eligen al candidato que ha conseguido enviar una mejor imagen con la que se ha construido una buena percepción y además satisface las necesidades y expectativas del elector.

Dos hechos fundamentales en la vida política de Nixon fueron relevantes, en nuestra opinión.

En primer lugar, consideramos que su carrera política comenzó a despegar cuando se alistó en la Marina nada más estallar la Segunda Guerra Mundial, lo cual a posterior fue clave en la imagen de patriotismo del que el pueblo norteamericano hace alarde.

Otro segundo punto fundamental, fue que una vez la contienda hubo acabado formó parte del Comité de Actividades Antiamericanas del senador Joseph MacArthur (tal vez los lectores conozcan los hechos a través de la película: Good night, Good Luck, dirigida y protagonizada por George Clooney).

Con lo cual, dos fueron los discursos claves que le lanzó directo a la carrera presidencial: patriotismo y anticomunismo.

La sociedad norteamericana lo elevó a la categoría de héroe nacional más aún cuando fue elegido para elaborar de forma conjunta el Plan Marshall, plan que ayudaría a la recuperación económica de la empobrecida y vieja Europa.

Parece ser que en cada tiempo político buscamos la heroicidad y el liderazgo claro de una figura política. Obviamente, la personalidad de un presidente es un factor clave en sus éxitos pero también en sus fracasos.

Sus dotes de oratoria un tanto agresivos convirtieron a Nixon como el más temido y conocido de los republicanos de la época. Hecho del que no logró desprenderse durante sus dos mandatos seguidos como vicepresidente de Dwight Einsenhower. Tarea que realizó a la perfección, teniendo en cuenta que de entre las tareas asignadas al vicepresidente está suplir las cualidades que le faltan al presidente.

Finalmente, Nixon fue elegido como candidato republicano durante la Convención Nacional de su partido para posteriormente batirse en duelo con John Fitzgerald Kennedy, duelo que, como ya sabemos, ganó el demócrata Kennedy.

Ocho años después, Nixon volvió a ser propuesto como candidato a la presidencia. Esta vez sí, Richard Nixon fue consciente de la importancia de la imagen en los medios de comunicación y derrotó al candidato demócrata Hubert Horatio Humphrey.

Nixon fue el primer presidente estadounidense que no cumplió la enmienda 22 de la Constitución de EEUU, por la cual el presidente de la república puede ser reelegido una sola vez.

Cuenta la leyenda urbana que es frecuente que a mitad del segundo mandato las cosas comiencen a complicarse. Y efectivamente, así fue.

Salpicado enormemente por el caso Watergate, durante el segundo mandato, Nixon tuvo que renunciar el 8 de agosto de 1974 al cargo político más poderoso del mundo.
Tal vez, los conocidos como «fontaneros» enviados por el entorno del Partido Republicano nunca debieron allanar la sede del Partido Demócrata para instalar un sistema de escuchas telefónicas.

La imagen positiva de patriota y anticomunista que quiso proyectar en un momento necesario para EEUU fue rápidamente sustituida por una imagen de corrupción al más alto nivel institucional.

Como dijo Churchill: «el tiempo es aún más importante en política que en gramática».
Lo que funcionó en un momento dado históricamente hablando no fue válido años más tarde.

Gerald R. Ford o Leslie L. King (nombre con el que fue bautizado)  vicepresidente hasta el momento, relevó en el cargo a Nixon, un claro ejemplo de que los vicepresidentes pueden llegar a serlo todo.

Nixon murió años más tarde encumbrado en un éxito mediático rotundo a través de la publicación de varios libros autobiográficos y ayudado por el estatus digno de un ex presidente de los Estados Unidos.

Ángeles Gómez Mañes. Antigua alumna del Máster en Marketing político y Comunicación institucional de la UCV.

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