Reflexión viernes 22 de noviembre
Del evangelio según san Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”». Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.
Palabra del Señor
Reflexión
Con gesto profético, lleno de celo de Dios, con justa ira –la cual va de la mano de la verdadera mansedumbre–, Jesús purifica el templo de Jerusalén para que no sea lugar de comercio, sino de oración, de verdadera relación con Dios. Este gesto expresa elocuentemente el significado de Su Obra y su cumplimiento en la Cruz: restablecer la verdadera relación con Dios.
Para llevarlo a cabo, Jesús echa mano de su santa ira, que brota de la caridad y que no rebasa los límites de la razón y de la justicia. Esta misma santa ira lo llevó a la Cruz: allí, lleno del celo por la casa de Dios, obraría la gran purificación de la religión, de la relación con Dios. A precio de su sangre.