Reflexión lunes 2 de diciembre
Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,5-11):
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: «Ve», y va; al otro: «Ven», y viene; a mi criado: «Haz esto», y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».
Palabra del Señor
Reflexión
Nos preparamos para celebrar la encarnación de Jesús, su nacimiento asumiendo nuestra misma naturaleza. El Señor se hace hombre porque quiere acercarse a nuestra debilidad, a nuestro dolor. Jesús reconoce la fe de aquel centurión, que no era del pueblo judío, pero confiaba en su poder. Sabía que la palabra de Jesús era poderosa, que realizaba aquello que expresaba. Por eso le dice que basta que Jesús lo diga de palabra y su criado recuperará la salud. Así sucede, la palabra de Jesús es suficiente para sanar la enfermedad de aquel criado. El centurión es una imagen de aquellos de oriente y occidente que se van a acercar a la fe. Evidentemente aquel hombre conocía a Jesús porque alguien le habría hablado de Él. Esa es nuestra tarea, ser testigos del evangelio de Jesús y ayudar a que todos puedan conocerlo.