Reflexión del jueves, 15 de abril

Juan_331

Lectura del santo evangelio según san Juan 3,31-36

 

EL que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.

El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él. Palabra del Señor

 

COMENTARIO:

       ¿Dónde está el límite entre ser fiel a Dios y desobediente a las autoridades o a la tradición o a lo que socialmente se espera que hagas? ¿Cómo distinguir esa línea fina entre la libertad que da el Espíritu Santo y la soberbia de quien se cree mejor que los demás, especialmente los que tienen mayor experiencia y gobierno?

Es difícil. Mucho. Quizá, como ocurrió con Jesús, solo podemos saberlo después, cuando ya no se puede rehacer nada. Se trata de dar la vida, con honestidad, aun cuando todo sea fácilmente interpretable desde claves incluso contradictorias.

Por eso no siempre dar testimonio es creíble. No siempre es fácil aceptarlo. Así lo dice hoy Jesús en el evangelio. Quizá ólo nos queda una certeza: sea como sea, “el Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano”. Al final, sólo nos quedará el amor. Y como bien dijo el teólogo von Balthasar, “sólo el amor es digno de fe”.

ORACIÓN:

Señor Dios nuestro:

Tu Hijo Jesucristo procedió de ti

y dio testimonio de las cosas

que había visto y oído.

Él no podía sino dar testimonio de ti.

Te pedimos que nos des el Espíritu de tu Hijo

para que sepamos vivir tu palabra y proclamarla,

para que mostremos a Jesús, tu Palabra Viva,

a los que todavía no le han visto ni oído.

Te pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

 

REFLEXIÓN:

En la Pascua reflexionamos que Dios no nos salva de la cruz, sino de la muerte; es decir, nos resucita. Por tanto, no es que no haya cruz, sino que lo que no hay es muerte. Es más, si nos quitara la cruz, pero hubiese muerte, ¿dónde estaría la salvación? Poe eso, el gran grito de la Pascua es: ¡ha resucitado!

 

EN FAMILIA:

Poner una rama seca en una maceta e ir pegando unos papelitos con las cosas buenas que vamos haciendo o que vemos en el mundo. Los papeles pueden ser de colores. Al final, tendremos la rama seca colorada y llena de obras que inducen al bien y a la esperanza.

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