Reflexión del lunes, 19 de abril
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 22-29
Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
-«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?» Jesús les contestó:
-«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron:
-«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?» Respondió Jesús:
-«La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado».
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Queridos amigos y amigas:
El evangelio de hoy nos muestra diferentes actitudes para seguir a Jesús: los que le siguen porque han saciado su hambre gracias a Él, los que buscan milagros y por último los que le siguen porque confían, porque en Él han descubierto el sentido del verdadero amor.
Jesús, nos dice el evangelista, no quiere que se le siga por interés sino por fe, por creer en Él y en su Palabra. Quiere que tengamos claro que es el Hijo de Dios, que viene para saciar y llenar nuestra vida, para estar cercano a los débiles y necesitados, a los más olvidados de la sociedad y a todos.
En estos tiempos difíciles para todos pero de forma especial para aquellos que carecen de trabajo o tienen un sueldo de miseria, nosotros, los que formamos la Iglesia, deberíamos tomar conciencia y ser el Pan bajado del Cielo, compartir con todos y ser verdaderos hermanos, verdaderos seguidores de Jesús, porque nos limitamos a participar en la Eucaristía de forma rutinaria y no dejamos que su Palabra cale en nuestro interior, sea verdadero alimento para nosotros y llegue al resto de la humanidad.
Nuestra actitud cristiana debe ser la de seguirlo, porque tenemos nuestra confianza puesta en Él, porque ilumina nuestra vida y nosotros debemos ser testigos activos en la sociedad que no has tocado vivir.
Revisemos nuestro andar, afanes y metas a luz de lo que nos dice el Evangelio de hoy. ¿Cómo estamos? ¿Buscamos acercarnos a Dios?
¡Feliz día!, disfrutad y dejaos moldear por Dios.