Reflexión del miércoles, 12 de mayo

Esp

 

PRIMERA LECTURA

Hch 17,15.22-18,1
Eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo.
     En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con Pablo cuanto antes.
    Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo:
     – «Atenienses, veo que sois casi nimios en lo que toca a religión. Porque, paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: «Al Dios desconocido.»
     Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y lo que contiene, él es Señor de cielo y tierra y no habita en templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo.
     De un solo hombre sacó todo el género humano para que habitara la tierra entera, determinando las épocas de su historia y las fronteras de sus territorios.
     Quería que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo dicen incluso algunos de vuestros poetas: «Somos estirpe suya.»
     Por tanto, si somos estirpe de Dios, no podemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Dios pasa por alto aquellos tiempos de ignorancia, pero ahora manda a todos los hombres en todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos.»
    Al oír «resurrección de muertos», unos lo tomaban a broma, otros dijeron:
    – «De esto te oiremos hablar en otra ocasión.»
    Pablo se marchó del grupo. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más.
    Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 148,1-2.11-12.13.14
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra.Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
EVANGELIO
Jn 16,12-15
El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena.
      En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
      – «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
      El me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.
     Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN 

Escuchamos en la primera lectura el famoso  discurso de san Pablo en el Areópago de Atenas , al que es llevado por algunos filósofos epicúreos y estoicos sorprendidos por su predicación.

     San Pablo manifiesta su sorpresa por lo que ha contemplado  por las calles de Atenas:  la ciudad plagada de ídolos  incapaces de salvar:  paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: «Al Dios desconocido«.

     En medio de los  dioses muertos  los hombres no encuentran la vida ; pasan el tiempo buscando novedades que traten de llenar su vacío interior.

Dice el Papa Francisco que   la idolatría es siempre politeísta , ir sin meta alguna de un señor a otro. La idolatría no presenta un camino, sino una multitud de senderos, que no llevan a ninguna parte, y forman más bien un laberinto. Quien no quiere fiarse de Dios se ve obligado a escuchar las voces de tantos ídolos que le gritan: «Fíate de mí» .

     La fe, en cuanto asociada a la conversión, es lo opuesto a la idolatría ; es separación de los ídolos para volver al Dios vivo, mediante un encuentro personal.  Creer significa confiarse a un amor misericordioso , que siempre acoge y perdona, que sostiene y orienta la existencia, que se manifiesta poderoso en su capacidad de enderezar lo torcido de nuestra historia . 

     La fe consiste en la disponibilidad para dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios . He aquí la paradoja: en el continuo volverse al Señor, el hombre encuentra un camino seguro, que lo libera de la dispersión a que le someten los ídolos  (cf.  Lumen Fidei  13).

     ¿A quién le estás pidiendo  hoy  la vida? ¿Dónde estás poniendo tu seguridad? ¿En el Señor o en los ídolos?

     En este tiempo de  dificultad  y de  gracia  ¡invoca al Espíritu Santo! ,  el Espíritu de la verdad, que te guiará hasta la verdad plena…, que tomará de lo mío y os lo anunciará . Y también tú verás como el Señor  acrece el vigor de su pueblo .

     ¡Os daré un corazón nuevo!    (cf.  Ez  36, 26).

¡Ven Espíritu Santo!   (cf.  Lc  11, 13).

 

Acción Familiar

               “Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñadles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28, 19-20)

 

Gesto

  1. Encender una vela.
  2. Comienzo: En el nombre del Padre… (Señal de la Cruz).

 

  1. Gesto en Familia: Experimentar la Trinidad.

Para ello necesitamos una jarra llena de agua (el equivalente a tres vasos) y tres vasos vacíos. La jarra llena de agua representa a Dios y que al separarlos en tres partes IGUALES tendremos a las tres Personas de la Santísima Trinidad: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que pueden obrar juntos o separados, pero siempre están unidos. Volvemos a llenar la jarra con los vasos y hacemos las siguientes preguntas:

– ¿Véis algún límite en la jarra?

– ¿Véis dónde empieza y acaba cada Persona de la Santísima Trinidad?

– ¿Quién es quién?

 

Pues así es la Santísima Trinidad, una unión de puro amor.

 

  1. Oración final:

Amado Señor,

Mientras estoy aquí, en esta silla,

el latido de mi corazón, el flujo de mi respiración,

los pensamientos de mi mente,

son todos signos de tu continua creación en mí.

 

Pido la gracia de creer en lo que podría llegar a ser y hacer,

si solo te permitiera a ti, Dios mío, continuar tu obra en mí.

Te pido que tú, quien me creó y me ama, continúes creándome, guiándome y dándome forma.

 

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,

Como era en un principio, Ahora y siempre.

por los siglos de los siglos

 

Amén.

pastoral

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