Reflexión del sábado, 1 de Mayo

Pidais

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 14,7-14

«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Palabra del Señor

 

REFLEXIÓN

En el evangelio de hoy el Señor nos pide aquí que no opongamos resistencia a las evidencias palpables. Si aplicamos nuestra razón y si somos sinceros, no encontraremos explicación razonable a muchos de los actos que preceden a Jesús. Esto es así hoy, como lo fue hace poco más de 2mil años, sin embargo, muchos continuamos con nuestro escepticismo. Preferimos pensar que se trata de algo mítico o imaginario escrito por los evangelistas para reforzar las ideas que querían transmitir o simplemente lo obviamos, hacemos abstracción de estas acciones y nos quedamos tan solo con aquellas palabras que ciertamente constituyen lecciones de principios éticos y morales trascendentes, con los que cualquier ciudadano bien nacido y educado puede concordar. Se trata de promover la edificación de una sociedad en la que los hombres podamos vernos como hermanos, en la que se respeten los derechos fundamentales y se promueva el desarrollo de todos sus componentes. Somos capaces de formular una serie de atributos de la convivencia humana e ideales suscitados por los evangelios, pero nos negamos a reconocer a Dios en Cristo Jesús. No nos damos cuenta que así, estamos apartando el ingrediente fundamental sin el cual es realmente imposible la edificación de esta sociedad, que Jesucristo la formula, no como un ideal inalcanzable al cual debemos tender, sino como una realidad que empieza a gestarse a partir de la fe, porque es creyendo en Él y en su Divina Voluntad que este cambio se hace posible. Es como pretender cocinar una torta esponjosa omitiendo uno de los ingredientes fundamentales, a saber, la levadura. No se trata entonces de una formulación teórica, sino de algo fundamental y realizable que comienza por la fe, porque es obra de Dios. Por lo tanto, antes de caer en la tentación de descartar las obras y acciones que vemos realizar a Jesús, como si fueran secundarias o suntuarias, debemos detenernos a reflexionar cuál es el papel que estas juegan en realidad en la Revelación que nos trae el Señor, porque sin ellas estaremos pasando por alto algo que es central en su mensaje: la fe. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, créanlo por las obras.

pastoral

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