14 nov

Reflexión domingo 14 de noviembre

Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,24-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.»

Palabra del Señor

 

Reflexión

Estamos terminando el final del año litúrgico. En el evangelio de este domingo vemos como San Marcos nos ofrece la imagen del fin del mundo.

Jesús nos da una nueva lección, nos invita a reflexiona donde tenemos nuestro corazón. Si lo tenemos en las cosas de Dios, que son las eternas, las que no caducan, o si tenemos nuestro corazón en las cosas terrenas, materiales que son las caducas y efímeras.

Tenemos que ser personas con los pies en la tierra, pero con nuestro corazón y nuestra mirada puesta en el cielo, que es a lo que estamos llamados desde el día de nuestro bautismo, participar de la vida eterna con Dios y con todos los santos.

Que le pidamos a la Virgen María, que jamás nos apartemos de Dios y ella que siempre supo confiar en Dios, nos conceda la gracia de que jamás no apartemos de él.

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