Reflexión domingo 17 de octubre
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,35-45):
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron: «Lo somos.»
Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.» Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»
Palabra del Señor
Reflexión
En el Evangelio de este domingo, vemos como los hijos de Zebedeo le hacen una petición a Jesús, sin saber exactamente qué es lo que están pidiendo.
A veces a nosotros nos ocurre lo mismo, nos pasamos la vida pidiendo a Dios y muchas veces no somos conscientes de lo que él nos da.
Preguntémonos lo siguiente ¿cuántas veces al día le doy gracias a Dios por todo lo que tendemos. Tendemos a ver lo malo, lo negativo, pero sin embargo hay muchas cosas positivas y muy buenas en nuestra vida y a nuestro alrededor. Tenemos una familia estupenda que nos quiere, tenemos amigos.
Hoy Jesús nos está dando una lección en el Evangelio y nos está diciendo que el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos.
Jesús nos da una lección de humildad y si somos humildes reconoceremos a Dios en medio de nuestra vida. Ya no miraremos tanto para nosotros mismos, sino más para los demás y sin somos humildes dejaremos de pedirle tantas cosas y le daremos más gracias. Termino con una pregunta ¿de qué le puedes dar gracias a Dios ahora mismo?