26 de julio

Reflexión Domingo 26 de julio

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 44-52

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra.
El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?».
Ellos le responden:
«Sí».
Él les dijo:
«Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».

Palabra del Señor

Reflexión

En el Evangelio de San Mateo vemos como Jesús usa tres parábolas para explicar de qué se trata el Reino de los Cielos. Jesucristo nos explicó lo del Reino de los Cielos con muchísimas comparaciones y parábolas, de manera que pudiéramos captar la importancia de su Reino.

El Reino de los Cielos es la presencia de Cristo en medio de nosotros y el anuncio de su mensaje de salvación.  Pero la salvación que El nos vino a traer se completa en la eternidad cuando lleguemos a participar de la plenitud de la presencia de Dios en el Cielo. Y para llegar allí, para vivir el Reino de los Cielos y para vivir en el Reino de los Cielos, debemos “vender” todo lo demás y “comprar” ese terreno y esa perla que es nuestra salvación, que es el Cielo.

¿Qué significa vender todo?  Es dejar todo lo que nos aparta de Dios. Es dejar nuestra vida de pecado, nuestras viejas maneras de ser y de actuar, nuestros apegos, todo lo que hemos preferido antes que a Dios. Porque si seguimos con esas carga no vamos llegar al Reino de los Cielos.  “Vender todo” es equivalente a “Amar a Dios sobre todas las cosas”, porque, si deseamos llegar al Reino de los Cielos, ninguna de las demás cosas y personas pueden estar antes que Dios.

Que le Pidamos al Señor en este día que sea él el que llene nuestro corazón con su amor y su misericordia para ser nosotros en medio de este mundo la misericordia y el amor de Dios a los demás.

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