Reflexión domingo 29 de septiembre
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-43.45.47-48):
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo.»
Jesús replicó: «No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue.»
Palabra del Señor
Reflexión
En el evangelio de hoy Jesús, nos invita una vez más a confiar en el Dios. Jesús nos muestra por medio de sus milagros y por medio de sus curaciones, que Dios es un padre amoroso en quien confía, es un Dios que cuida de cada uno de nosotros, que nos quiere, que nos ama.
Nosotros le correspondemos por medio de la fe, una fe que es creer en él, una fe que rezar todos los días de nuestra vida, una fe que es cumplir los mandamientos, una fe que es amar a los que tenemos alrededor y cuidar de ellos especialmente de los más necesitados.
Ojalá queridos amigos que nosotros seamos capaces con la gracia De Dios, de manifestar con nuestras palabras oportunas y con nuestros gestos el amor que Dios nos tiene a cada uno de nosotros