3 jul

Reflexión Domingo 3 de julio

Del Evangelio según san Mateo 16,13-19:

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:

«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».

Ellos contestaron:

«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».

Él les preguntó:

«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».

Simón Pedro tomó la palabra y dijo:

«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».

Jesús le respondió:

«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.

Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Palabra del Señor

 

Reflexión

Nuestro arzobispo don Antonio Cañizares ha querido que se celebre este domingo en todas las iglesias de nuestra diócesis la Solemnidad de estos Santos Apóstoles.

El traslado ha tenido lugar “tomando en consideración la devoción que nuestra querida Archidiócesis ha dispensado siempre a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, y los sentimientos de afecto y adhesión que profesa hacia el Santo Padre, cabeza visible de la Iglesia, sucesor de San Pedro y garantía de su unidad”, según ha manifestado en su decreto.

El Papa Francisco hizo una homilía el pasado 29 de junio en el que se centraba en las dos lecturas que preceden al Evangelio, considerando dos aspectos que veía importantes para todas las comunidades cristianas de hoy en día: “Levantarse rápido”, que es lo que le dice el ángel a Pedro cuando está en la cárcel, y “pelear el buen combate” que hace referencia a la experiencia que tiene Pablo durante su vida para custodiar el don de la fe.

En este contexto sinodal, decía él, es necesario levantarse (el mismo verbo que resucitar en el griego original) y ponerse en camino, no apoltronarse y quedarse en la situación de mediocridad espiritual en la que tantas veces nos encontramos; y a la vez, ser conscientes de que no va a ser fácil; que toda la vida es un combate para mantener la fe y vivir la verdad del Evangelio; pero no desesperemos que el Señor está con nosotros.

El Evangelio que la Iglesia nos regala es la confesión de fe de Pedro. En otra homilía, el Papa Francisco decía que: “Jesús profetizó a Pedro: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». Hay también una profecía parecida para nosotros. Se encuentra en el último libro de la Biblia, donde Jesús prometió a sus testigos fieles: «una piedrecita blanca, y he escrito en ella un nuevo nombre» (Ap 2,17). Como el Señor transformó a Simón en Pedro, así nos llama a cada uno de nosotros, para hacernos piedras vivas con las que pueda construir una Iglesia y una humanidad renovadas. Siempre hay quienes destruyen la unidad y rechazan la profecía, pero el Señor cree en nosotros y te pregunta: “¿Quieres ser un constructor de unidad? ¿Quieres ser profeta de mi cielo en la tierra?”. Dejémonos provocar por Jesús y tengamos el valor de responderle: “¡Sí, lo quiero!”.

Demos gracias a Dios por estos intercesores nuestros que están en el Cielo y contemplemos la obra que Dios es capaz de hacer con pobres hombres infieles y perseguidores.

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