10 junio

Reflexión jueves 10 de junio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,20-26):

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»

Palabra del Señor

COMENTARIO:

Hoy Jesús recuerda en el evangelio el mandamiento principal de la “cultura de la vida”, formulado en negativo: “no matarás”. Y en vez de pensar solamente en el asesinato, como forma más directa de muerte provocada, Jesús amplía el significado de este mandamiento a diversas expresiones de la “cultura de la muerte”: vivir peleados es una manera de matar la convivencia, con consecuencias para los que viven la pelea y para los que los rodean; insultar al prójimo es una forma de matar la dignidad del otro, que es criatura de Dios… Todo aquello que destruya la vida, en cualquiera de sus formas, se aleja del querer de Dios.

Por eso Jesús, cuando explica esto, nos invita a que “si tu hermano tiene quejas contra ti” (y no tanto “si tú tienes quejas contra tu hermano”), vayamos a reconciliarnos antes de buscar la comunión con Dios en la celebración cristiana.

ORACIÓN:

¡Oh Dios nuestro de amor!

Infunde tan profundamente en nosotros

la mentalidad de la Buena Noticia de tu Hijo Jesucristo

que en nuestro interior no haya lugar

para la violencia, odio o arrogancia.

Ayúdanos a crear entre nosotros

una atmósfera de confianza y de profundo amor,

de tal modo que demos prioridad a las necesidades de los otros

y nos olvidemos de nosotros mismos en su favor.

Que sepamos perdonar sin reservas,

tal como nos enseñó Jesucristo el Señor.

REFLEXIÓN:

En el evangelio Cristo nos dice que nuestra práctica de amor debe ir más lejos que la de los escribas y fariseos. Todas las leyes y todo el discipulado se basan en el amor. Y crean un clima de amor en el que los cristianos no solamente no matan en actos de violencia, sino que ni siquiera perjudican las relaciones fraternales en pensamientos y en palabras. El amor, en su nivel más profundo, se muestra en el perdón sin condiciones, aun cuando la otra persona sea la culpable. ¡Eso no es nada fácil!

EN FAMILIA:

Había una vez un niño quien, una noche, dormido tuvo un sueño. En su sueño vio un jardín lleno de pequeñas plantas que no tenían flores, en el sueño el niño podía ver a sus amiguitos jugar y vio que cada vez que sus amiguitos hacían una buena acción, como compartir su merienda con el que poco o nada tenía, prestar con generosidad algo que otro amigo necesitaba; consolar al amigo que lloraba o estaba triste, venía un angelito y traía una flor y la ponía en una de las plantas.

El niño estaba maravillado con lo que estaba viendo en su sueño, pero no entendía lo que pasaba y, ¡Oh…sorpresa! En su sueño también escuchó la dulce voz de Jesús, que le dijo:

-“Querido niño, cada vez que tú y tus amigos hacen una buena acción nace una flor que lleva tu nombre en mi jardín del cielo y alegras mi corazón”-

El niño despertó al otro día … ¡feliz! Por ese sueño y les dijo a todos sus amigos:

-“Amiguitos, desde hoy vamos a hacer todos jardines para Jesús. ¡Vamos a hacer solo buenas acciones y así nacerán flores con nuestros nombres en los jardines de Jesús y alegraremos su corazón”! Y añadió: “¿Quién de ustedes me acompañará desde hoy a hacer jardines para Jesús?”

-¡Yo, yo!” Exclamaron todos, felices.

Y desde ese día, todos los niños solo hacen buenas acciones para regalarle flores al jardín de Jesús y alegrar su corazón.

http://es.catholic.net/op/articulos/1997/jardines-para-jess.html#modal

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