14 junio

Reflexión lunes 14 de junio

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-42.

 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente». Pues yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha, ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto; y al que te obligue andar una milla, vete con él dos. A quien te pida, da, y al que desee que le prestes algo, no le vuelvas la espalda.

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Queridos amigos y amigas:

Hoy, el evangelio toca un tema harto difícil para todos porque viene a decirnos: “querido enemigo a ti también te quiero”.

A todos nos resulta fácil querer a las personas con las que somos afines, con las que empatizamos y nos encontramos a gusto, pero amar a los enemigos ya es otra cuestión. Jesús va más allá, nos pide que amemos también a nuestros enemigos. Esto nos sorprende igual que sorprendió a las gentes de su época, pero Jesús ha descubierto que Dios Padre no es violencia, no es rechazo ni castigo, sino que es un Padre todo amor, toda bondad. Es un Padre que ama a todos. No distingue entre hijos. Para Él todos somos iguales. Por todo ello, cuando descubrimos en nuestra vida el amor de Dios no podemos introducir en ella la violencia, ni el desprecio por los demás, tampoco el odio o la desidia.

Si hemos dejado entrar en nuestra vida a Jesús no podemos ser enemigos de nuestros enemigos, sino amigos. Tenemos que aprender a amarlos, a empatizar con ellos, aunque nos cueste. Por lo tanto, debemos erradicar de nuestra vida el “el ojo por ojo, diente por diente” y dejar paso al amor y al perdón porque es la única forma de ayudar a construir un mundo más humano y cercano.

Si actuamos así demostraremos que otro mundo es posible y estaremos dando credibilidad ante los hermanos de que amar al prójimo es amar a Dios a quien sólo vemos a través del hermano.

Jesús nos muestra cuál debe ser el espíritu generoso de la caridad, que debemos tener los que le seguimos. Él da un paso más y no deja que le quiten la vida, la da Él. Va más allá de la razón, superando una justicia que se puede reclamar por derecho, estando dispuesto a dar todo lo que se pueda con tal de vencer el mal con el bien. Para generar vida, donde hay muerte, amor donde hay odio. Donde hay ira, dar sosiego; donde hay avaricia poner generosidad; donde hay orgullo, entregarse con humildad.

 Cristo nos habla de la caridad. Y nos dice que nuestra caridad no debe depender de los demás: ni de lo que nos hagan ni de lo que nos pidan. Uno ama porque quiere amar y puede amar.

El amor nos estimula a dar todo lo que los demás necesitan. Si veo que el otro necesita mi túnica y mi manto, le daré los dos, aunque él sólo me pida una prenda. Si el otro necesita mi ayuda, le daré no sólo las mejillas, sino las manos para trabajar con él, los pies para acompañarle y el corazón para que sienta, aunque sea un poco, el amor que Dios le tiene. Y esto también lo haré, aunque conlleve un cierto dolor sea en los pies o en las manos, incluso si él mismo es quien me daña en la mejilla.

Un propósito para hoy: Por amor a Dios, ser misericordioso y perdonar, a la primera, cualquier ofensa que reciba.

 ¡Feliz día!, disfrutad y dejaos moldear por Dios.

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