21 nov

Reflexión lunes 21 de noviembre

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 1-4.

 Levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y dijo: “En verdad os digo que esta pobre viuda ha dado más que nadie, porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”.

Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

Queridos amigos y amigas:

Última semana del tiempo ordinario, la próxima entramos ya en el tiempo de Adviento preparación de la Natividad de Nuestro Señor.

En el Evangelio de hoy, Jesús elogia a una viuda pobre que sabe compartir desde lo que ella tiene para vivir.

La imagen que nos presenta este relato, no parece ser tan ajena a nuestra realidad; en muchas ocasiones vemos gestos que gozan del aplauso de muchos que se mueven en favor de diversas causas y personas. Sin embargo, la mirada de Jesús va más allá y destaca una sencilla pero radical donación de quien no anda buscando honores ni prestigio alguno; Jesús tiene ojos para los dos casos, pero su ternura y reconocimiento se posan sobre la solidaridad de la viuda pobre, que es capaz de comprometer su propio sustento con aquello que da; la viuda anónima representa la verdadera espiritualidad de los seguidores de Jesús.

Se dona a sí misma, en una entrega total en las manos de Dios, poniendo en él toda su confianza, no en las riquezas ni en el poder. No tiene conocimiento de la ley como los escribas, sino que practica la ley del amor.

Desde el gesto que Jesús destaca, entre otras cosas, estamos llamados a pensar en lo que debe movernos a compartir, para dar y darnos.

 Hoy se nos sigue llamando a ser parte de la “Contribución a la Iglesia” con un aporte, con una donación (1%), preguntémonos: ¿con qué actitud donamos?, ¿qué donamos?, ¿lo que nos sobra?

 La viuda del Evangelio es lo peor que nos podía pasar. Nos deja sin la excusa fundamental para dar, para compartir… La viuda del Evangelio es el ejemplo de Jesús para decirnos que no quiere que demos de lo que nos sobra a los pobres, sino que seamos pobres entre los pobres.

Y sin tocar el ámbito monetario… ¡pues igual! El poco tiempo que tienes… para los demás. Los pocos dones que tienes… para los demás. La poca energía que te queda… para los demás.

Y es fácil constatar muchas veces en el día a día como, los que ponen más excusas, son, en realidad, los que más tienen.

Señor, enséñame a darlo todo por Ti y por los demás, con alegría, generosidad y caridad.

 Tengamos el propósito de no ofrecer lo que me sobra, tomar ejemplo de la viuda que da todo lo que tenía para vivir, y así se da a sí misma. Dar mi tiempo al escuchar con atención, acompañar, ayudar, agradecer, servir a los demás.

¡Feliz día!, disfrutad y dejaos moldear por Dios.

pastoral

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