Reflexión lunes 23 de mayo
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,26–16,4a):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».
Palabra del Señor
Reflexión
Solo en el evangelio de San Juan el Espíritu recibe el nombre de “Paráclito”, significa ayudante, asistente, abogado, procurador y, sobre todo, animador e iluminador en el proceso interno de la fe. El Espíritu nos concede interiormente seguridad en la fe, es el regalo que recibimos en el Sacramento de la Confirmación. Esta verdad de nuestra fe solo la podemos experimentar si somos capaces de tener un trato íntimo, en la oración, con el Señor.
En el evangelio que hoy leemos es la tercera vez que Jesús anuncia el Paráclito como » el Espíritu de la verdad”. La verdad que es el propio Jesucristo, ese será su testimonio. Cuando Pilato le pregunta a Jesús ¿Qué es la verdad? no le responde, claro, la tenía delante y no supo reconocerla, el gobernador estaba muy lejos, el poder político y material le cegaba. Salvando distancias es necesaria la mediación del Espíritu para reconocer la verdad de Jesucristo, el testimonio del Espíritu Santo.
En el mismo evangelio anuncia el Señor a los discípulos las dificultades de la misión. Ya conocía San Juan que habían comenzado las persecuciones, que no han cesado, continúan en el mundo actual. También sufrimos la persecución moral y efectiva de la cultura de la muerte, el aborto. La imposición cultural y política de las ideologías dominantes. Nos avisó el Señor, esto lo “harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí”. La Iglesia tiene esta misión y hemos de pensar y buscar los medios y recursos para anunciar la hermosura de la vida, que Dios es nuestro Padre, que nos ama y desea que todos nos salvemos. Este anuncio no lo podemos hacer solos, hemos de invocar al Espíritu Santo para que nos ilumine, nos fuerza y creatividad para cumplir la misión. Cada vez es más urgente en la Iglesia que caminemos juntos, que no reusemos reunirnos, dialogar y rezar juntos. Las sugerencias e iniciativas de todos son necesarias en el momento actual.
-Oremos por la paz en el mundo y por la paz entre Rusia y Ucrania.
-Oremos al Espíritu Santo para que nos dé valor para ser testigos valientes del evangelio.
-Oremos por la salud de todos los enfermos.
-Oremos por el Seminario, para que cada vez haya más jóvenes formándose para ser sacerdotes.