EN aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Jesús le contestó:
«Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».
Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
«¿Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

Palabra del Señor

BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA, MADRE DE LA IGLESIA

Si el silencio del Señor en la pasión nos deja asombrados, no menos el silencio de la Virgen María al pie de la Cruz: “Mujer ahí tienes a tu hijo” y la Iglesia la reconoce como Madre de todos nosotros por voluntad del Señor y porque es mujer.

El misterio nos envuelve a todos y nos inspira la fe y la confianza en quién ni se engaña ni puede engañarnos. La fe no pierde su cualidad de revelación divina y su cualidad humana porque nos deja en libertad para  aceptar o rechazar.

De la escuela del dolor, libremente aceptado, nace la fuente del amor, de la entrega generosa y absoluta. El sufrimiento puede levantar en las personas un grito de desesperación o de rebelión, la propuesta evangélica es la escuela del amor. Hoy vemos con tristeza el abandono y la manipulación de las personas, niños y jóvenes, solo por intereses políticos. Junto a esta manera de proceder la humanidad de quienes los acogen en ese momento tan delicado, pero que es una buena solución que no tiene consecuencias en quienes toman esta decisiones tan inhumanas. El interés egoísta no permite ver más allá de la satisfacción inmediata, alcanzar un orden de valores superiores y más humanos  requiere trabajar, esforzarse, responsabilizarse por los valores que dignifican al ser humano, caer en la cuenta de que todo es pasajero y solo la conciencia de un Dios humano, sacrificado y glorioso puede ser la lámpara que ilumine la conducta humana.

La Virgen, Madre de la Iglesia, Madre nuestra, es el horizonte de amor, comprensión y solidaridad con todos los seres humanos. A ella nos acogemos en estas circunstancias no solo por el dolo0r humano sino también por la indiferencia de tantos hijos que se alejan de la Iglesia.

-Pedimos a nuestra Madre que ampare a la Iglesia, a los hijos que se alejan

-Pedimos por las vocaciones al sacerdocio.

-Pedimos por la paz en el mundo

-Pedimos por la salud de todos los enfermos.