Reflexión lunes 25 de mayo
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,29-33):
Los discípulos le dijeron a Jesús: “Ahora sí que hablas claramente, y no usas comparaciones
Ahora entendemos que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios”.
Jesús les respondió: “¿Ahora creéis?
Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada uno por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre.
Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas y aflicción; pero confiad y tened valor: yo he vencido al mundo”.
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Queridos amigos y amigas:
¡Asombra la claridad con que nos demuestra este evangelio la fragilidad del hombre y la acción de Cristo en nuestra vida!
En este pasaje Jesucristo, actuando con la bondad con que le caracteriza, nos hace ver nuestra fragilidad humana y la necesidad de confiar plenamente en Él.
Adentrémonos en este diálogo de Jesucristo con sus discípulos.
Para Cristo éstas son las horas previas a su muerte, a su pasión, y por encima del dolor y la angustia que esto le pueda causar, quiere olvidarse de ello y preocuparse sólo de sus discípulos; acerquémonos pues con confianza y escuchemos sus palabras.
En esta ocasión los discípulos quieren ellos mismos expresarle a Jesús su fe: “Señor ahora creemos que has salido de Dios”; seguramente esperaban una respuesta de Cristo que los halagara, que los felicitara,… Sin embargo, la respuesta de Cristo es dura, es una reprensión…
¿Por qué les responde de esta manera Cristo? ¿No eran acaso sus apóstoles, sus elegidos? ¡Claro que lo eran!
Sin embargo, no dejan por ello de ser hombres, y por tanto débiles, heridos por el pecado.
La lección de Cristo es clara. Él nos pide una fe pura, limpia, y una confianza sencilla, sin racionalismos, sin seguridades humanas, sin nuestros mezquinos criterios egoístas.
Jesucristo sabe que no nos es fácil vivir en un mundo donde el único criterio de verdad viene a ser la opinión de la mayoría, los criterios de la “madre televisión”, etc. Él sabe que el mundo nos ofrece el éxito humano, las comodidades materiales y, peor aún, las pasiones más bajas de nuestro ser, como el fulcro de nuestra felicidad y nuestra confianza.
Jesucristo precisamente porque lo sabe, se ha quedado con nosotros, para luchar a nuestro lado y salir victoriosos de la batalla. La respuesta nos la da el mismo Jesucristo: “Confiad, yo he vencido al mundo”.
Qué alentadoras son estas palabras del Señor, nos recuerda que en esta vida tendremos olas y viento en contra, que la vida del cristiano en este mundo no es fácil, hasta físicamente te dejarán sólo, al estilo de Jesús. Pero la clave de esto es saberse que uno siempre tiene relación con el Padre, que es en la relación con el Padre a través de su Hijo en el Espíritu Santo donde logramos fortalecer nuestras vidas y sacar las fuerzas para luchar en la presencia de Dios.
Hoy el Señor te anima a sacar fuerzas desde Él y con Él, cuando te sientas caído recuerda esto: “yo he vencido al mundo”.
PARA REFLEXIONAR:
Una cosa que nos ayudaría mucho sería preguntarnos:
¿Cómo está mi fe?
¿Creo o no creo? ¿O creo un poco sí y un poco no?
Señor, gracias por darme fe, esperanza y caridad, por para hacerme capaz de obrar el bien, por amor a Ti y a los demás. Qué serenidad y confianza me da saber que Tú has vencido al mundo y estás conmigo, dándome esa paz, que con tu gracia, podré irradiar a los demás, especialmente a mi familia.
¡Feliz día!, disfrutad y dejaos moldear por Dios.