26 sept

Reflexión lunes 26 de septiembre

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 46-50.

 En aquel tiempo se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién era el más importante. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre, a mí me acoge; y el que me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es el más importante». Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está a favor vuestro».

Palabra del Señor.

 

 REFLEXIÓN

Queridos amigos y amigas:

El Evangelio de hoy comienza con una discusión entre los discípulos, su preocupación sobre quién es el más importante. Y se nos resalta la pequeñez, la humildad. Ser humildes es vivir en la verdad de nuestro propio ser.

Y el otro punto para nuestra reflexión es la indicación dada por el Señor: “no se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro”, toda una invitación a sumar, a unir esfuerzos con todos aquellos que luchen contra el maligno, combatan contra las fuerzas del mal, sumar con todos aquellos que batallen y trabajen por construir el bien.

Es cuestión de sumar y no dividir, aprender a ver lo bueno y unirnos en las buenas causas, no etiquetar, ni discriminar pensando que no son de los nuestros, el Espíritu Santo, siempre une, no divide.

Jesús enseña a los apóstoles a ser como niños, la verdadera actitud.

La docilidad, la necesidad de consejo, la necesidad de ayuda, porque el niño es precisamente el signo de la necesidad de ayuda, de docilidad para ir adelante… Este es el camino. No quién es más grande. Los que están más cerca de la actitud de un niño están más cerca de la contemplación del Padre.

Vivamos en la verdad de nuestro ser. Es importante sanear nuestra historia, iluminar tantas zonas oscuras y liberar tantos miedos que nos atenazan. Sólo así podremos disfrutar la alegría y sencillez de los niños para acoger gozosamente la voluntad de Dios, y así ser «importantes» en el Reino de los Cielos.

Señor, te pedimos nos concedas un corazón pobre y humilde para gozar de las cosas de la vida con la alegría y la paz de los niños y así ser testigos de tu bondad entre los hombres.

Pidamos hoy, todos juntos, la gracia de un corazón sencillo, que cree y vive en la fuerza bondadosa del amor, pidamos vivir con la serena y total confianza en la misericordia de Dios.

¡Feliz día!, disfrutad y dejaos moldear por Dios.

pastoral

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