Reflexión lunes 7 de noviembre
Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 1-6.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: «Lo siento», lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar.» Y os obedecería».
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Queridos amigos y amigas:
El Evangelio de hoy nos presenta los temas de: Corrección fraterna, perdón, y fe, tres conceptos que podríamos reconocer como vitales para aplicar en una comunidad cristiana.
Pensemos en el perdón: El primer perdonado en mi vida soy yo. Por esto no tengo derecho a no perdonar: estoy obligado a perdonar a los demás. Una vez, dos, tres, setenta veces siete, ¡siempre! Incluso en el mismo día. Un cristiano que no es capaz de perdonar escandaliza: no es cristiano. Y la fe: Sin la fe no se puede vivir sin escandalizar y siempre perdonando. Es un don: la fe es un regalo. Los apóstoles pidieron a Jesús: “Auméntanos la fe”.
Jesús nos conoce, me conoce y te conoce, sabe que necesitaremos de esas palabras, en especial cuando el “hermano” ya no es aquel prójimo sin cara ni nombre, sino que es aquel que conocemos, amamos, trabajamos codo a codo y por lo mismo, con el paso del tiempo nos mostramos tal cual como somos, con nuestras virtudes y con nuestras debilidades.
Realmente son tantas situaciones donde podríamos intervenir para evitar escándalos de injusticias o abusos, como aquellas en que sólo nos volvemos jueces implacables para aquellos que se equivocaron. Conscientes de que para poder dar pasos en estos aspectos se necesita mucha fe, el Señor habla del poder de la fe…
El Señor nos pide que seamos consecuentes y que nuestra mentalidad esté totalmente dirigida y entregada a Dios, que nos olvidemos de las rutinas y que nuestra vida esté guiada por la adhesión a Jesús y su Buena Noticia, y que lo reflejemos hacia los demás.
Pidamos al Señor que aumente nuestra fe, puesto que, aunque sabemos que somos susceptibles de escandalizar a nuestros hermanos, nos cuesta perdonar cuando nos ofenden o hieren a nosotros.
¡Feliz día!, disfrutad y dejaos moldear por Dios.