Reflexión miércoles 4 de octubre
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,57-62):
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo: «Sígueme.»
Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»
Palabra del Señor
Reflexión
Jesús invita a los demás a seguirle. Pero el discipulado es una llamada radical que exige una respuesta de todo corazón. Implica tomar la cruz cada día y seguirle. Contrasta el compromiso total de Jesús por hacer la voluntad de su Padre con las condiciones previas y las cualificaciones que podemos poner en respuesta a su llamada al discipulado.
A todos nos atrae tanto San Francisco porque era capaz de encarnar el espíritu evangélico. En el día de su fiesta, le pido que me ayude a parecerme más a Cristo. También rezo por el Papa Francisco, que tan a menudo pide nuestras oraciones.
Gesto
- Encendemos una vela.
- Comienzo: En el nombre del Padre… (Señal de la Cruz)
- Gesto en Familia:
Los amigos no se guardan secretos.
¿puedo mirar a Jesús como mi amigo Y compartir mis pensamientos más íntimos con Él, Confiando en que Él entiende?
Lo comentamos en familia.
- Oración final:
Señor Jesús,
Señor, te ruego por tu don de la libertad.
Que tu Espíritu Santo
guie a los gobernantes para trabajar en
equidad para todo tu pueblo.
Doy gracias a Dios por su don de amor
Mientras voy con alegría y esperanza
Para servir a Su pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Acción Familiar
«Pero tú, cada vez que ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto». (Mateo 6,6)