10 oct

Reflexión sábado 10 de octubre

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,27-28):

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»
Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»

Palabra del Señor

 Reflexión

Jesús universaliza la dicha. Sólo un vientre lo pudo llevar; sólo dos pechos lo criaron; sólo una mujer lo dio a luz, como paso o puente entre el embarazo y la crianza.

Quiere que la felicidad no sea un monopolio, ni un oligopolio. La quiere democratizar: todos han de poder tener acceso a ella. Todos, sin diferencia ni distinción: varones y mujeres, pequeños y grandes, judíos y griegos, circuncidados e incircuncisos, esclavos y libres.

¿Cómo? Pues haciendo todos algo semejante a lo que hizo María: concebir y dar la luz. Concebir la Palabra a través de la escucha, es decir, a través de la acogida por la que la alojamos y la dejamos madurar y crecer en nosotros. Dar a luz la palabra: cumplirla.

La mejor forma de guardarla es darle cumplimiento. Ese es el don, ese es el reto; esa, la gracia, esa, la tarea. Prestemos oído para la escucha y pongamos manos a la obra. Es lo que se nos ha dicho también en la parábola del buen samaritano, que concluye con estas palabras: “Ve y haz tú lo mismo”.

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